Beber alcohol es parte de la vida social de muchas culturas, siendo asociado con celebraciones, relajación y momentos sociales. Sin embargo, aunque pueda parecer inofensivo para algunas personas, su consumo habitual puede tener efectos adversos para la salud.
Mejora de los patrones de sueño. Beber regularmente o incluso solo un par de copas puede alterar el ciclo de sueño y afectar su calidad. Esto se debe a que el alcohol reduce el tiempo que el cerebro pasa en la etapa REM, lo que resulta en despertares menos relajantes. Al dejar de beber, los patrones de sueño se regularizan, resultando en un descanso más profundo y energizante.
Mejor función hepática. El hígado es el órgano encargado de metabolizar el alcohol, y su consumo excesivo puede causar daños graves, como enfermedades hepáticas. En particular, si el daño se encuentra en etapas tempranas, como la acumulación de grasa o la inflamación crónica, el hígado puede recuperar su funcionamiento normal rápidamente.
Control de los niveles de azúcar en sangre. El alcohol afecta los niveles de azúcar en la sangre, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y otros trastornos metabólicos. Al dejar de beber, el organismo logra mantener niveles de glucosa más estables, lo que reduce el riesgo de sufrir picos de azúcar, mejora el metabolismo y facilita un control más eficiente del peso.
Mejor salud mental. El alcohol es un depresor del sistema nervioso, lo que significa que puede contribuir a la ansiedad, la depresión y otros problemas emocionales. Al dejar de consumir alcohol, las personas tienden a experimentar una mejora significativa en su bienestar mental y emocional.
Piel más sana, El consumo de alcohol afecta la piel, haciéndola ver apagada y deshidratada debido a la falta de nutrientes y líquidos esenciales, la piel tiene una capacidad notable para regenerarse cuando el cuerpo no está deshidratado por el alcohol. Dejar de beber mejora la apariencia de la piel, reduciendo arrugas, hinchazón y manchas rojas.
Reducción del riesgo de cáncer. “El alcohol causa siete tipos de cáncer, incluidos el de mama y el de intestino, y es responsable de alrededor de 11.900 casos de cáncer cada año en el Reino Unido”. Reducir o eliminar el consumo disminuye significativamente el riesgo de desarrollar estos tipos de cáncer.
Fortalecimiento del sistema inmunológico. El alcohol debilita el sistema inmunológico, dificultando la capacidad del cuerpo para combatir enfermedades e infecciones. Al eliminar el alcohol, el sistema inmune tiene una mayor capacidad para recuperarse y fortalecerse.
Mejora de la salud del corazón. Durante mucho tiempo se creyó que el consumo moderado de alcohol, especialmente el vino tinto, tenía beneficios para la salud cardíaca. Un estudio de la Universidad de Boston publicado en 2023 mostró que incluso una bebida al día puede elevar la presión arterial, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Pérdida de peso. El alcohol es una fuente de calorías vacías, ya que proporciona muchas calorías pero pocos nutrientes. Una sola pinta de cerveza contiene alrededor de 200 calorías, mientras que una copa grande de vino aporta algo más. La reducción de la ingesta calórica al dejar de beber facilita la pérdida de peso y mejora la salud metabólica.
Mejora del sistema digestivo y salud intestinal. El consumo de alcohol altera la composición microbiana del intestino, lo que puede llevar a una disbiosis y a daños en las células que recubren el intestino. Al dejar de beber, se mejora el equilibrio de la microbiota intestinal y se reduce la inflamación, promoviendo una digestión más saludable y reduciendo el riesgo de enfermedades gastrointestinales.