10 señales que tu matrimonio ya no tiene solución

Los matrimonios tienen situaciones mejores y peores. En los malos momentos la idea de separación puede venir a la mente y, cuando los problemas pasan y la relación mejora, esos pensamientos parecen fuera de lugar. Por eso, es difícil discernir si es solo una mala etapa o es algo que no tiene solución.

En el fondo, no se quiere destruir una relación y cargar con la responsabilidad. Algunas cosas se ven afectadas, desde las materiales que se han construido juntos, hasta los hijos, a los que uno quiere proteger y cuidar sobre todas las cosas. Las malas rachas pueden ser algo normal en cualquier relación. Sin embargo, cuando estas son constantes, la idea de divorcio puede ir tomando forma.

Primero hay que considerar que algunas situaciones no tienen que ser toleradas y no merecen siquiera una reconsideración. Entre ellas, están las siguientes.

1. Un matrimonio ya no tiene solución si hay abuso

Bien sea de forma física o verbal, si sientes que la pareja te agrede no debes aceptarlo y tienes que entender que las conductas violentas son repetitivas.

2. Las relaciones tóxicas

Una relación perjudicial puede ser difícil de reconocer, porque a veces el daño es sutil. Si sientes menosprecio, maltrato verbal, falta de empatía, críticas constantes y falta de consideración, puede que seas víctima de una relación tóxica.

3. Las mentiras como signo de que el matrimonio ya no tiene solución

Una pareja está construida en base a la confianza. Si el engaño es una costumbre para justificar comportamientos, se rompe esa confianza. Asimismo, la infidelidad es una muestra del poco interés hacia la relación. Aunque a veces puede ser perdonada y superada, otras aquel que la comete tiende a reincidir.

4. Las adicciones

Aunque exista amor y empatía, si uno de los miembros tiene adicciones al alcohol, a las drogas, al juego o a algún otro tipo de comportamiento adictivo, tarde o temprano va a afectar a la relación.

La adicción va a ser más importante que la pareja y las consecuencias pueden ser incalculables. En esos casos, lo mejor es buscar ayuda profesional.

Signos de que el matrimonio ya no tiene solución

1. Ausencia de respeto

Cuando uno pierde el respeto por el otro, la relación es complicada. Si uno siente que el otro es menos, con dificultad cambiará ese sentimiento. Uno de los pilares básicos en la relación debe ser el respeto mutuo. Si no, la relación estará perdida.

2. Idealizas una vida sin pareja

Pensar que uno puede estar mejor solo o con otra persona en algún momento de conflicto puede ser normal. Pero cuando este es un pensamiento constante y con cada momento encuentras una situación más satisfactoria, es una señal de que no hay satisfacción con el matrimonio.

3. Peleas constantes

Las diferencias en el matrimonio son normales. La convivencia es difícil; pero cuando hay amor, hay tolerancia. No obstante, si cada conversación termina en una discusión, esa tolerancia se ha perdido. Puede haber incluso una necesidad de descargar cierta ira interna contra el otro. Y eso no es bueno para la relación.

4. Críticas constantes

Si no ves nada bueno en la pareja, o viceversa, es porque el criticismo se ha apoderado de la relación. La crítica constructiva es valiosa mientras también se vean los aspectos positivos. Pero cuando la crítica solo destruye, otras cosas se destruyen en la pareja.

5. Culpar al otro

En cualquier relación, las culpas son compartidas. Cuando la pareja te culpa, quizás haya un sentimiento de rabia hacia ti. Esa es una forma de menosprecio que también debe ser tratada con un terapeuta matrimonial; si no será complicado mantener una relación bajo esa premisa.

6. Falta de contacto

Las relaciones sexuales son parte importante de la pareja. Si además ni siquiera hay una caricia, un beso o un abrazo, el interés puede haberse perdido.

¿Piensas que el matrimonio no tiene solución?

Si aún deseas luchar por la relación, hazlo activamente. Sin embargo, ten en cuenta que hay ciertos aspectos que no se deben tolerar. La terapia matrimonial es una opción adecuada aunque, si aun así los sentimientos no cambian, la decisión estará tomada.