LA ESTAFA DEL SIGLO: 45 HOSPITALES INCONCLUSOS PARA OBTENER VOTOS Y COIMAS
Por Amalia Pando.-
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, inauguró hace pocos días la primera fase de un hospital con 400 Unidades de Terapia Intensiva para atender los pacientes del Covid-19. La segunda y tercera fase están en marcha y a su conclusión dispondrán de 1000 (mil) Unidades de Terapia Intensiva. Un super hospital del primer mundo que empezó a levantarse hace tres meses cuando ese país centroamericano todavía no tenía su primer contagio. ¡Buena lección que nos dio Bukele!
Sin embargo lo más llamativo son los precios. La primera fase costó 25 millones de dólares y el proyecto concluido está estimado en 75 millones de dólares.
CÓMO ROBARON, SIN MISERICORDIA
El hospital de Montero, en Santa Cruz, recientemente ha sido habilitado para el Covid-19. Es el más grande y casi concluido en el régimen del MAS. No fue entregado ni inaugurado oficialmente. Tuvo un costo de 68 millones de dólares para 200 camas y solo 10 unidades de Terapia Intensiva.
Para comparar reitero los datos del hospital de El Salvador, primera fase: 400 Unidades de Terapia Intensiva y el doble de camas en comparación al hospital de Montero, a un tercio del precio. Es decir, en Montero hay un sobreprecio de 43 millones de dólares, monto que alcanza para otros 2 hospitales, fase uno.
No sólo eso. El hospital de Montero necesita obras complementarias como son las rutas de acceso por otros 71 millones de dólares. En total su presupuesto es de 139 millones de dólares, monto suficiente para 2 hospitales con las fases terminadas uno, dos y tres como el de Bukele. Con ese monto podríamos tener 2000 Unidades de Terapia Intensiva.
HOSPITALES PARA CAMPAÑAS
En las dos últimas campañas electorales, 2014 y 2019, el aspirante a emperador del Estado Plurinacional hizo promesas espectaculares para la salud, su talón de Aquiles. En 2015 lanzó el Plan Hospitales para Bolivia con un presupuesto inicial de 234 millones de dólares que luego subió a 2000 millones de dólares para construir 45 hospitales.
La oposición quedó muda. Todas las críticas sobre el despilfarro a través del UPRE, financiador del “Evo Cumple”, quedaron opacadas. En los últimos ocho años, el UPRE destinó 521 millones de dólares a la construcción de canchas de futbol, sedes sindicales, césped sintético y otros similares, mientras que para centros de salud sólo destinó 125 millones de dólares, decir 4 veces menos.
Pero, de nada servía recordar la mala utilización del dinero público cuando se anunciaba que había un Plan de 2,000 millones de dólares para cuatro hospitales de cuarto nivel, 11 de tercer nivel y 31 hospitales de segundo nivel.
Tres años más tarde, en 2018, el matutino Los Tiempos hizo un levantamiento de información sobre estos 45 hospitales y ninguno se había terminado y habían casos en los que ni siquiera habían comenzado las obras civiles. Recordemos que Bukele entregó la primera fase del monumental hospital Salvador en 3 meses.
SOBREPRECIOS, COIMAS Y FANTASMAS
Las obras para el Plan Hospitales para Bolivia fueron adjudicadas sin licitación a precios de fantasía. Así por ejemplo el Oncológico de Tolata, Cochabamba, fue adjudicado en 105 millones de dólares. El de San Lorenzo, en Tarija, en 152 millones de dólares. El del Torax, en La Paz, en 69 millones de dólares. El Centro de tercer nivel en Chuquisaca, en otros 74 millones de dólares. El de Nefrourologia de Santa Cruz en 242 millones de dólares y el Hospital de Riberalta, en 75,5 millones de dólares.
Hospital de Riberalta
Llallagua, Potosí, es un punto aparte. El nuevo hospital costó 17 millones de dólares, tiene una gran fachada pero no cuenta con agua ni alcantarilla, ni equipamiento ni personal y, a veces, los únicos dos médicos que quedan allí trabajan a oscuras.
Hospital de Llallagua
El SUR TAMBIÉN EXISTE.. DEMORADO, CARO Y SIN ESTRENAR
Un párrafo aparte para el Hospital del Sur, de la Ciudad de El Alto. Fue proyectado como un oncológico por 69,9 millones de dólares. Debía contar con dos aceleradores lineales, equipos tan demandados por los enfermos de cáncer que durante años bajo el régimen de Evo Morales no dejaron de bloquear y protestar en las calles para exigir atención y tratamiento adecuados.
Finalmente, en mayo de 2017, se iniciaron las obras. Un año después, en junio de 2018, dirigentes vecinales del MAS y autoridades de Salud verificaron el “avance” de las obras. Pasó otro año, en abril de 2019, el propio Morales montó un despliegue mediático para que el pueblo vea su preocupación por la salud y tras un rápido recorrido por esa construcción, anunció que había un avance del 68 % y que el Oncológico de El Alto sería entregado en julio. Serviría de bandera para las elecciones de octubre. Y pasaron esos tres meses y luego cuatro más hasta que el régimen se desmoronó y todavía no estaba terminado.
Pronto, sin haber sido entregado oficialmente, el Hospital del Sur, será adaptado para los pacientes del Covid-19.
Otro fiasco para La Paz es el Hospital Gastroenterológico que debía estar funcionando en la Av. Zabaleta. Con bombos, platillos y un enjambre de cámaras y micrófonos en julio de 2018 se firmó un contrato por 100 millones de dólares con la empresa española Makiber, del grupo ACS. Y eso sería todo.
Muchos millones para un fracaso del que no se habló porque fue tapado con un anuncio aún más espectacular.
Campaña del 2019: 67 HOSPITALES PARA EL SUS
Enero de 2019, el MAS y su jefazo se lanzaron de lleno a la campaña electoral por el cuarto mandato consecutivo. Los 45 hospitales del 2015 habían sido un fracaso. La orden a la leal como inoperante ministra de Salud, Gabriela Montaño, fue terminar esos proyectos a como de lugar antes de octubre. Entre tanto, intentando seguir el modelo cubano, lanzaron el Seguro Único de Salud, SUS. Sonaba bien. Los titulares pagados pretendían machacar en la conciencia popular para atenuar el agotamiento político de 14 años de gestión consecutiva y recuperar el voto popular.
“¡Evo promulga Ley de Salud gratuita en Bolivia¡”, “ Nunca más se mendigará por salud”, asegura la ministra Montaño. Evo Morales aplaude y se dirige al máximo dirigente la COB: “.. hermano Juan Carlos Guarachi, misión cumplida! “ y Guarachi responde emocionado “ se acabaron las colas en los hospitales”.
El 20 de febrero se promulgó la Ley del SUS pero en vez de aplausos arrancó desconfianza. Los hospitales ya estaban rebalsando de pacientes en los pasillos, camillas y en el piso pelado. Las colas para conseguir una ficha se alargaron y la huelga de los médicos se hizo indefinida.
Los titulares y la propaganda sobre la atención universal y gratuita no sirvieron de mucho. No había espacio en los hospitales públicos, saturados además por el dengue. En tanto que los asegurados no dejaban repudiar al SUS por el temor a que personas ajenas al Seguro Social tomaran los servicios médicos de esas instituciones.
El 17 de junio, Morales promulgó otra Ley para intentar revertir la bronca por la falta de hospitales: Se anuncia la construcción de otros 67 hospitales de todos los niveles con 517 millones de dólares que saldrán de las cuentas de la Caja Nacional de Salud.
La ministra Montaño negaba que esos hospitales a fueran para el SUS pero nadie le creía. Y llegaron las elecciones de octubre sin que el candidato oficialista pudiera mostrar siquiera un hospital de tantos ofrecidos. En noviembre, tras el fraude electoral, huyó y 4 meses después empezó la pandemia del coronavirus. El resto usted ya lo conoce.
Insisto en Bukele, el salvadoreño, quien en solo tres meses y con 75 millones de dólares entregará a su gente el hospital más grande, equipado y moderno de la región para combatir el Covid-19. En contraste, Evo Morales dispuso de 2500 millones de dólares para garantizar unos sobreprecios gigantescos y evidentes, tan grandes como su ineficiencia que ha dejado al pueblo boliviano en la lona frente al Covid-19. ¡Y todavía pretende volver¡