No podía tener sexo y con un cuchillo mutilaba y asesinó a 56 niños y niñas

Andrei Chikatilo tenía 42 años, daba clases en una instituto educativo, estaba casado, tenía dos hijos y era un miembro convencido del Partido Comunista cuando aquel día de diciembre de 1978 encontró a Yelena Zakatnova, de 9 años, en una parada de autobús de la ciudad de Shajty, en el sudoeste de lo que entonces era la Unión Soviética. Le convidó a la niña un chicle, inició una conversación y la invitó a ir con él a una vivienda que había comprado en un lugar apartado de la ciudad.
Entonces, en ese lugar, el gris y apocado padre de familia se convirtió en un despiadado criminal. Mató a la niña a cuchillazos.
A partir de allí, y en los siguientes 12 años, Chikatilo mataría con el mismo salvajismo y perversa saña a decenas de personas. La mayoría, mujeres y niños. Cuando en noviembre de 1990 lo atraparon definitivamente en la ciudad de Rostov Del Don, confesó haber sido el autor de 56 asesinatos. En ellos, además, cometió abusos sexuales y hasta actos de canibalismo.
Chikatilo fue condenado a muerte por sus crímenes. Lo ejecutaron en febrero de 1994. Se acababa así la vida del llamado “carnicero de Rostov” o “el destripador rojo”, el asesino serial más horroroso de la historia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Los cuchillos y otros objetos personales del carnicero de Rostov se conservan en el museo de la policía de Rostov.
En diciembre de 1978, Chikatilo mató a su primera víctima. Yelena Zakatnova, de 9 años. Según la reconstrucción del hecho realizada en el documental de la BBC sobre los crímenes de Chikatilo, el hombre forcejeó con la niña en su intento de violentarla y notó que la situación lo satisfacía. Entonces sacó su cuchillo y la ultimó. La bestia se había desatado y ya no pararía.
Dos días después, el cuerpo de la menor fue encontrado en un río cercano. Además de los cortes y mutilaciones, la víctima tenía otra marca del ataque, que sería la rúbrica del monstruo de Rostov: el asesino le había sacado los ojos. Según confesó más adelante, Chikatilo tenía la creencia de que el ojo podía guardar dentro de sí la imagen impresa de lo último que había visto.
El 3 de septiembre de 1981 el criminal se cruzaría a su segunda víctima. Una chica de 17 años que ejercía la prostitución. La encontró en una estación de trenes, la llevó a una zona boscosa e intentó tener relaciones con ellas. Cuando no pudo, sacó la cuchilla que llevaba siempre en su maletín y la asesinó.
Según el perfil realizado luego por el psiquiatra Alexander Bukhanovsky -el hombre que hizo confesar a Chikatilo- el criminal utilizaba el cuchillo como un reemplazo de su miembro, y la sensación de poder que sentía sobre sus víctimas suplía sus frustraciones sexuales.
A partir de allí, Chikatilo iniciaba su nefasta carrera de asesino serial. El modus operandi era similar. Contactar a sus víctimas, que en general estaban solas, en estaciones de ómnibus o de tren, convencerlas de ir hacia un lugar descampado o boscoso, y allí cometer sus crímenes. Niñas, adolescentes, niños, y luego también personas con problemas mentales eran las presas de este criminal.
Todos ellos eran mutilados y, violentados sexualmente de alguna manera. En algunos casos, el carnicero de Rostov extraía algunos órganos y se los comía. Muchas veces cercenaba también los genitales de los niños. El criminal era el horror hecho persona.
Precisamente ese año, gracias a los oficios de un policía llamado Alexander Zanasovsky, Chikatilo fue arrestado cuando frecuentaba jóvenes en una estación de ómnibus. Encontraron en su maleta una soga, una cuchilla y cartas pornográficas. Pero, así y todo, el hombre fue liberado poco tiempo después.
Nuevamente en libertad, Chikatilo dejó pasar un tiempo, y al año siguiente, en 1985, volvió a atacar.
En 1990 un policía notó que un hombre que salía del bosque tenía una marca como de sangre en la cara y los zapatos con mucho barro. Tomó sus datos y, cuando al otro día apareció una niña muerta en las inmediaciones de ese lugar, este sospechoso, que no era otro que Chikatilo, fue arrestado. Chikatilo indicó a la policía dónde había dejado los cadáveres de sus víctimas y contó también cómo actuaba en cada caso. Agencias