Madre e hija las dos ‘mujeres árbol’

Alicia Cañas es una mujer de 41 años, oriunda de Norte de Santander, que nació con una enfermedad rara que ha condicionado su vida, le causó visibles dificultades en la piel y problemas para moverse. Pese a todo, a los 15 años logró caminar e incluso aprendió a hacer múltiples labores domésticas por su cuenta. Cuando tenía 24 años, en 2008, tuvo una hija que heredó su enfermedad y hoy tiene 14 años. La llamó Valentina.

Ambas mujeres una madre y su hija tienen las manos con aspecto de troncos de árbol, padecen la enfermedad ictiosis congénita severa, relatan que fueron víctimas de burlas y desprecio de la sociedad.  La historia de dos mujeres de hizo viral en las últimas horas, se trata de una madre quien nació en primera instancia con el padecimiento de ictiosis congénita severa, la misma relató que en un principio no caminaba, no estudiaba y era atendida exclusivamente por su madre, a la edad de sus 15 años su progenitora murió.

Los pacientes que tienen ictiosis presentan “piel seca que pica y parece escamosa, áspera y roja”, según esa fuente médica. También se pueden presentar síntomas graves y aunque es frecuente que solo se presente en la piel, en ocasiones puede traer afectaciones a los órganos internos. Al principio relató que era atendida por su hermano menor, tras crecer, él se fue y dejó de ayudarla por lo que tuvo que aprender a caminar y valerse por sí misma. La enfermedad se caracteriza por dejar reseca las manos, hecho que muestra un aspecto de tronco de árbol.

Alicia Cañas, es el nombre la mujer árbol, contó además que al pasar los años logró mantenerse de forma independiente, incluso llegó a tener su pareja, sin embargo, a los 24 años quedó embarazada. Según refiere, el hecho de quedar en gestación le trajo muchos temores pues su peor fantasma era que su hija naciera con su misma enfermedad.

Tras hacerle estudios los médicos detectaron que la niña padecía la enfermedad ictiosis congénita severa. Por lo que la pequeña se convirtió en la segunda mujer árbol nacida en Colombia. La enfermedad es extraña, ambas mujeres pasaron momentos muy ingratos, al ser excluidas por la sociedad, que no comprendió que lo que tienen en las manos es una enfermedad que ellas no desearon padecerla.

Alicia dice que su mayor motivación para trabajar es su hija, a quien quiere enseñarle como sobrellevar su vida y su economía padeciendo esta enfermedad. Sin embargo, dice que no ha sido tarea fácil mantener una buena calidad de vida, dado que su hogar está en obra gris y sus ingresos apenas le alcanzan para subsistir.

Recientemente Alicia habló con un creador de contenido sobre su día a día. Mostró que subsiste de un puesto de arepas ambulante en el que su hija le ayuda con la masa y ella se encarga de la parrilla. Asimismo, tiene una pequeña venta de carbón: “Toca con guantes para hacer cualquier oficio, esos cascos, como yo los llamo van creciendo como un árbol y toca cortarlo cada dos o tres meses. Pica, arde, duele”, cuenta Alicia. Agencias