El infierno de los inocentes: todos saben, pero nadie se atreve a denunciar la existencia de un tarifario que ponen precio en las audiencias.
En Bolivia, una verdad recorre los pasillos del palacio, una verdad que nadie quiere decir, pero todos conocen en silencio. Una audiencia tiene precio; el tarifario cambia según el delito, según la desesperación por salir de prisión, montos como dos mil dólares por un movimiento simple y hasta 30 mil por recuperar tu libertad. Esto no es justicia, es un mercado y un negocio, porque mientras la gente pobre se pudre esperando un veredicto, otros simplemente compran su libertad; basta de mercantilizar la justicia. Relata la periodista Selva Camacho en su libro “El infierno de los inocentes”; una obra que recopila durante diez años las historias de injusticia, abuso y violaciones a los derechos humanos dentro del sistema penitenciario boliviano.
Pero la realidad de la justicia en Bolivia no está lejos de la verdad; existen denuncias de corrupción en el sistema judicial boliviano, que incluyen casos donde se han cobrado sobornos para influir en los procesos judiciales. El caso de Richard Choque se convirtió en un detonante público, ya que fue liberado de una condena de 30 años de prisión, lo que desató indignación y llevó a la detención de un juez.
El sistema judicial boliviano enfrenta desafíos, como la corrupción, que se han reportado en diversos medios. Casos recientes, como la detención de una jueza por presuntamente actuar fuera de la ley, sugieren que existen problemas de integridad dentro del sistema judicial.
Corrupción en el sistema judicial: Se han denunciado actos de corrupción en la justicia boliviana, y se menciona un foco de corrupción que el gobierno planea evaluar.
Dificultades en la aplicación de la ley: Existe la percepción de que la ley no se aplica de manera uniforme, y que los ricos y poderosos a menudo pueden eludir las leyes sin ser castigados.
Impunidad y corrupción: A pesar de las leyes anticorrupción, la impunidad sigue siendo un problema, lo que alimenta la percepción de que el sistema no es justo para todos.
Brecha económica persistente: A pesar de los avances, todavía existe una brecha económica considerable entre los más ricos y los más pobres en Bolivia.
