Abuelita asesina que mató 9 jubilados

Mentirosa patológica Dorothea Helen Gray, más conocida como Dorothea Puente, nació el 9 de enero de 1929 en Redlands (California, Estados Unidos), en el seno de una familia trabajadora. Sus padres, Trudy Mae Yates y Jesse James Gray, eran recolectores de algodón pero murieron cuando ella era tan solo una niña. El padre de tuberculosis y su madre en un accidente de moto.

Con nueve años, Dorothea fue enviada a un orfanato donde sufrió toda clase de abusos sexuales para, después, vivir con unos familiares en Fresno. Su infancia estuvo marcada por la tragedia y también por la mentira. De hecho, con los años se convirtió en una mentirosa empedernida que utilizaba sus invenciones para conseguir sus propósitos, especialmente los económicos. Dorothea se casó cuatro veces.

En 1960 Dorothea se enfrentó a su primer problema con la justicia: la arrestaron por dirigir un prostíbulo. Pasó noventa días en la cárcel del condado de Sacramento. Una vez puesta en libertad volvió a prisión noventa días más por vagabundear. A su salida, comenzó a trabajar como auxiliar de enfermería y cuidadora de personas discapacitadas y ancianos. Fue aquí cuando inició su etapa delictiva administrando de forma fraudulenta las pensiones de sus víctimas y puso en marcha la denominada ‘casa de la muerte’, una especie de pensión de tres plantas y dieciséis habitaciones.

ESTAFADORA Y ASESINA

En la época que estuvo soltera y hasta su última boda con Pedro Montalvo en 1976, Dorothea se pasó los días regentando distintos bares en busca de hombres mayores a los que estafar. Primero los conquistaba para, posteriormente, falsificar sus firmas y robarles la mayor cantidad de dinero posible. Después de varias denuncias, Dorothea fue acusada de 34 delitos de fraude y puesta en libertad condicional tras dos años y medio de condena.

En su vuelta a la pensión, la mujer comenzó a recibir a huéspedes de edad avanzada o con problemas psicológicos. Se mostraba amable y generosa pero, a veces, sacaba su lado más tacaño y posesivo. Quienes osaban enfrentarse a Dorothea por sus artimañas financieras terminaban enterrados en el jardín. Betty Palmer, de 78 años, fue enterrada en camisón, sin cabeza ni manos. Leona Carpenter, también de 78, fue vista por última vez agonizando en el sofá del inmueble y la Policía encontró el hueso de su pierna sepultado en el jardín. La denominada ‘abuela asesina’ también mató a James Gallop, de 62 años, y a Vera Faye Martin, de 64 años. El reloj de esta última seguía funcionando tras exhumarla.

ESTAFADORA Y ASESINA

Dorothea incautaba toda correspondencia de sus inclinos evitando que sus receptores dispusieran de dicha documentación. A partir de ahí, falsificaba sus firmas, sacaba dinero de los bancos, cobraba cheques y, si alguien la descubría y osaba enfrentarse, lo asesinaba. Siempre utilizaba el mismo modus operandi: un buen cóctel de drogas antes de asfixiarlos. Una vez muertos, los enterraba en la parte trasera del inmueble.

CADÁVERES EN EL JARDÍN

La mañana del 11 de noviembre, el detective John Cabrera junto con varios policías inspeccionó la pensión. Mientras que en el interior no encontraron nada, en el exterior se percataron de que la tierra estaba removida. Cabrera cavó el terreno, tiró de algo que creyó una raíz de árbol, pero se trataba de un hueso humano. Era la pierna de Leona Carpenter.

Hallaron carne seca, pedazos de tela y un total de nueve cadáveres. Puente se mostró tan sorprendida y en shock ante los hallazgos que, en un primer momento, la Policía no la encontró sospechosa. Tanto es así que con la excusa de salir a comprar café, Dorothea emprendió una rápida huida.

Una vez detenida y de regreso a Sacramento, Dorothea hizo sus primeras declaraciones negando su participación en los crímenes. «Cobré cheques, sí, pero nunca maté a nadie. Solía ser una buena persona”, espetó a un periodista que hacía guardia en la calle. Sin embargo, las pruebas indicaban lo contrario.

POR DINERO

Detrás de aquel aspecto de anciana bondadosa se escondía una mujer que drogó, asfixió y enterró en su jardín a unas víctimas a las que previamente estafó. Inclusive, engañó al personal que tenía contratado para que cavasen zanjas y hoyos con cualquier excusa. Agencias