A sus 12 años de edad, la niña vivía en su casa ubicada en un barrio de la capital cruceña. Compartía el inmueble con su madre y su padrastro, ambos consumidores de drogas. Fue violada varias veces, ante esa situación la mandaron a vivir con su padre biológico, pero él también la ultrajó sexualmente.
Todo sucedió durante las gestiones de 2017 y 2018, la niña avisó a su madre, a sus tías y demás familiares, denunciaba que era abusada, pero nadie le creyó, hasta que uno de sus parientes se animó a denunciar el caso ante las autoridades.
El caso fue de conocimiento de la Felcv, de la Fiscalía y de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, que iniciaron las investigaciones.
Luego de diligencias se procedió a la detención del padre biológico y del padrastro. La Fiscalía acusó al padre y el tribunal bajo la presidencia del Carlos Mendieta y los jueces Ernesto Guardia y Jackeline Soriano, hizo una valoración y al final dictó sentencia condenando a 30 años de cárcel al padre biológico, al ser hallado culpable del delito de violación a infante, niña, niño y adolescente.
El padrastro también permanece detenido en la cárcel de Palmasola a la espera que se instale el juicio oral en otro tribunal por el mismo delito de violación.
DRAMÁTICO TESTIMONIO DE NIÑA
“Mi mamá consumía droga, mi padrastro también. Vivíamos con mis tres hermanitos y ellos bebían y consumían drogas. Un día todos dormíamos en una sola habitación y de noche sentí que alguien me agarraba y era mi padrastro. Le conté llorando a mi madre y no me creyó. Le conté a una tía, tampoco me creyó, mi madre defendía a su pareja y para que yo deje de molestar, me mandó a vivir con mi papá”, dijo en su entrevista.
Llegar a la casa de su padre después de tiempo primero fue un aliento para la niña, pero no imaginaba lo que iba a pasar. Dijo que su padre llegaba borracho y un día de noche abusó de ella. La niña llorando quería avisar a su abuela, pero él la amenazó con botarla de la casa si lo delataba.
Finalmente, el abuelo materno la escuchó, denunció a la Policía y las autoridades realizaron la investigación hasta detener a los dos autores del delito.
La niña quedó al cuidado de otros familiares. “Ahora estoy un poco bien, ya tengo alguien que me escuche. De mi madre y de mi papá no sé nada, estoy con mis hermanitos, creo que mejor”, dice en su entrevista. En su conclusión los sicólogos detectaron que la niña vive con bajo autoestima, desvalorización, angustia y grado de depresión.