Su sencillez y carisma la hacen una de las influencers más queridas de Bolivia, oriunda del norte de Potosí, con tan solo 22 años, Albertina Sacaca Callahuara, es un ejemplo de humildad y perseverancia que se ganó el corazón de más de un millón de seguidores del país y el exterior.
“Vivo al norte de Potosí; ahí hace mucho frío, es el lugar donde se ha originado el baile del tinku, allá somos muy tradicionales”, contó Albertina.
Es la hija del medio de ocho hermanos, nació en el límite de Potosí y Chuquisaca. Ella y su familia viven más de 17 años en un pueblito de Sucre llamado Jatun Cancha Baja. Siempre vivió en familia, por ello, ahora que está lejos estudiando en la normal, extraña a sus padres y hermanos, al punto de enfermarse, la tristeza la llevó a tener anemia.
Dentro los recuerdos más queridos de su infancia están las visitas que hacía ella y sus hermanos a sus abuelos; durante las vacaciones escolares de invierno y verano, para ayudarles a sembrar, cosechar y pisar chuño
Pese a que siempre tuvieron comida en la mesa, el momento de la cosecha era muy importante para su familia, pues vivían de lo que sembraban, si bien, no siempre les alcanzaba para vender, las ocasiones en que la cosecha era mayor el excedente lo comercializaban en el mercado campesino de Sucre.
NIÑOS TRABAJADORES
Albertina contó a LA VOZ que desde muy niña acompañaba a su mamá en el mercado y mientras vendía verduras, ella ofrecía bolsitas de nylon a las amas de casa.
En otras oportunidades ayudaba a llevar bolsas por Bs 1 junto a todos sus hermanos y amigos. “Nadie me obligó a vender, pero uno desde pequeño es consiente (…) Me daba pena que mis papas no más se sacrifiquen y por eso yo me los llevaba a mis hermanos y ganábamos para nuestros recreos”, recordó.
Sus primos lustraban zapatos, otros llevaban bolsas o las vendían, pero siempre en grupo porque así se cuidaban de las personas malintencionadas. Su mamá les recomendó que jamás entren a la casa de un extraño y esa lección le sirvió para evitar ser víctima de algún tipo de violencia.
“A mis 8 años tenía que ir al mercado central y un señor se quedó en el micro y quería llevarme a su casa, y me decía te lo voy a comprar lo que quieras, pero hice caso a mi mamá, sino no sé qué hubiese pasado”, expresó. Recomendó a los padres de familia que cuiden a sus hijos pues afirmó que hay mucha gente enferma que daña a los niños.
Ya cuando era adolescente vendió gelatina en el mercado, trabajó como niñera, cocinera, en un salón de belleza, ya que cursó estética y actualmente estudia para ser profesora de educación física. “Me gusta orientar y enseñar y soy buena para natación”, resaltó.
Un millón de seguidores
Albertina empezó a hacer videos para comprar una cocina a su mamá. “La cocina de mi mamá se arruinó y yo escuché que pagaban por hacer videos, por eso empecé a grabar, pero no me dieron nada”, contó.
Actualmente tiene más de un millón de seguidores distribuidos en Bolivia, Brasil, Chile, Argentina y México y precisamente acá es donde está la mayor cantidad de sus fans.
Si bien aún no recibe recursos por los videos, es gracias a estos que la conocieron algunos empresarios y emprendedores y la llamaron para publicitar sus productos. Su primer video pagado fue para una fábrica de fideos, no le remuneraron en efectivo, pero le dieron una caja de pastas, harina entre otros productos, lo cual, hizo muy feliz a sus papás.
Cuando comenzó a grabar, sus padres no creían que tendría algún tipo de beneficio incluso le dijeron que estaba perdiendo el tiempo. “Me decían que no más andas grabando, renegaban, si no te dan nada para que haces me reñían”, recordó.
Las redes sociales en las que mayor fuerza tiene son Youtube y Facebook aunque también usa Tiktok. (Priscila Pinell).