La senadora del Movimiento al Socialismo (MAS), Adriana Salvatierra, concedió una entrevista a un medio argentino, en el que se refirió, entre otros temas, a la nueva postergación de las elecciones en Bolivia, que se aplazaron del 6 de septiembre hasta el 18 de octubre (inicialmente tenían que ser el 3 de mayo.
En ese sentido, Salvatierra aseguró que el Gobierno “presiona al TSE” para postergar las elecciones y así poder mantenerse en el poder.
“El gobierno presiona al TSE porque sabe que su única oportunidad de mantenerse en el poder es que no haya elecciones”, sostuvo la senadora en diálogo con Página/12.
Esta es la entrevista que Salvatierra concedió al medio argentina:
¿Qué piensa de la decisión que tomó el TSE de prorrogar otra vez las elecciones?
Hay varios problemas graves. El primero es que el Tribunal no consultó su decisión con los partidos políticos. Las anteriores dos modificaciones sí las hizo buscando consenso. ¿Por qué en esta tercera, que sería la definitiva, no lo hace? En segundo lugar, las autoridades electorales sostienen que no es necesaria una ley de la Asamblea para aprobar la nueva fecha. En un proceso electoral normal, así sería. Pero desde noviembre pasado, ante la excepcionalidad que estamos viviendo tras el golpe, todo el proceso se estableció mediante leyes. Ahora el Tribunal pretende modificar la fecha electoral mediante una resolución, sin pasar por la Asamblea. Es decir, que está desconociendo que su convocatoria se basa en ese régimen de excepcionalidad. Por todo esto hemos dicho que es una decisión arbitraria, no consensuada y además ilegal.
Al presidente del TSE lo eligió Jeanine Áñez. Pero los seis vocales que completan el organismo fueron votados por la Asamblea Legislativa cuando el MAS era mayoría. ¿Se equivocaron?
-No. El proceso de elección no necesariamente tiene que ser la expresión de la correlación de fuerzas. Los candidatos fueron elegidos en un proceso que evaluó los méritos académicos, y los que tuvieron mayor puntaje son los que llegaron al final del mismo. Fueron las personas con los mejores perfiles, en términos académicos, para esa convocatoria.
¿Y entonces qué hay detrás?
Existe fuerte presión política por parte del gobierno. Cada vez que se fija la fecha de elecciones aparece un ascenso en la curva de contagios. Pero el problema es que el gobierno no tiene la capacidad para un cálculo efectivo de cuándo va a ser el pico. Bolivia es uno de los países que menos pruebas realiza para detectar el virus. Además los laboratorios departamentales que están haciendo los diagnósticos tienen un retraso de más de 28 días en el anuncio de las pruebas. Es decir, los resultados de hoy son en realidad de hace casi cuatro semanas. Eso hace que no podamos tener una cifra aproximada de cuántos contagios reales hay.
¿Qué medidas piensan tomar ante esta situación?
Primero hay que recalcar que el pueblo dijo basta. El martes hubo movilizaciones en el país expresando su molestia con esta decisión. Esperemos que el TSE recapacite y no rompa el esquema legal a partir del cual se plantea un proceso electoral. Y además que no genere tensiones innecesarias entre las fuerzas políticas.
¿Cómo ve los intentos de formar una alianza que está llevando la derecha?
Lo que pasa es que aún cuando representan a similares intereses de clase hay un conflicto regional no saldado. La derecha extrema se encuentra territorializada en el departamento de Santa Cruz. Su principal figura es Luis Fernando Camacho. Por otro lado está el intento de posicionar políticamente al Movimiento Demócrata Social, el partido de Áñez. Camacho en 2019 apoyó al expresidente Carlos Mesa, candidato por Comunidad Ciudadana, que salió segundo en esas elecciones. Pero ahora dice que se avergüenza de haberlo hecho y presiona para que haya elecciones que le permitan reorganizar sus lealtades en Santa Cruz. Es decir que hay muchas fisuras al interior de este espacio. Áñez está tercera en las encuestas y sabe que su gobierno se termina cuando se realice la votación. Mesa en este momento es el segundo con mayor intención de voto, pero no tiene un fuerte arraigo en Santa cruz. Tampoco tiene una estructura política sólida. Lo único que quiere es que se efectivice el proceso electoral lo más pronto posible.
¿Qué me puede decir de Arce? ¿Se está dando un proceso de renovación en el MAS?
Arce es sinónimo de presencia estatal para democratizar la riqueza. Junto a David Choquehuanca, su candidato a vice, simbolizan nuestro deber de volver para ser mejores y no cometer los mismos errores. Arce es el símbolo de que no es la venganza el motor de nuestra lucha sino recuperar la paz social y la estabilidad económica. Por eso lo están persiguiendo. En cuanto a la renovación, el MAS hizo todo un proceso que fue invisibilizado y no se expresa solamente en quién es el candidato a presidente. En la Asamblea Legislativa nosotros tenemos una tasa de reelección de apenas el 3 por ciento. Para estas elecciones, en las que también se eligen asambleístas, sólo dos candidatos van por la reelección. Yo no me voy a presentar. Antes para ser senador necesitabas 30 años. Tras las reformas que hizo el MAS para el período 2015-2020 ingresemos a la Asamblea un 13 por ciento de jóvenes menores de 30 años. Yo misma ni hubiera podido soñar con ser presidenta del Senado a los 29 años.
Es probable que la oposición al MAS para ganar la elección busque apoyar al candidato que más cerca quede de ustedes. El famoso voto útil. ¿Crees que lo van a lograr?
Eso se da se da en sociedades altamente polarizadas. Pero mira el caso de Argentina. Ustedes conocieron lo que es el neoliberalismo, y Bolivia ya conoce lo que es la oposición en el poder: ausencia total de gobierno. Yo creo que si la izquierda efectivamente retorna en países como Argentina, y hoy disputa el voto en Bolivia, es porque la gente tiene memoria. Sabe lo que es pobreza. Y también sabe lo que es estabilidad económica, la posibilidad de aspirar a tener una vivienda propia, de garantizar que sus hijos estudien, que puedan comer tres veces al día mínimamente. Sólo Arce y Choquehuanca representan esos valores. Agencias