Por primera vez en sus 20 meses de gestión, Luis Arce optó en su mensaje al país por el 6 de agosto por cambiar el tono confrontacional de sus anteriores mensajes. Esta vez omitió su habitual calificativo de “golpistas” para sus oponentes, casi no puso atención en descalificar ni comparar su gestión con la de Jeanine Añez, se enfocó en resaltar sus medidas económicas, aseguró que Bolivia va por buen rumbo, a diferencia de la crisis de la mayoría de países del mundo y pidió unidad para enfrentar intereses internos y externos que lo quieren desestabilizar.
El discurso, que duró menos de una hora, fue acompañado de vítores y aplausos de sus seguidores en la Casa de la Libertad. En vez de hablar ahora de un “gobierno golpista”, como lo hizo varias veces antes, Arce lo suavizó con lo de “gobierno de ruptura constitucional”, al referirse al periodo corto de Jeanine Añez. Tampoco atacó directamente a sus opositores, pero advirtió de que “hay intereses internos y externos” que lo quieren desestabilizar, por lo que pidió unidad.
“Hemos retomado la certidumbre. Estamos saliendo adelante, con políticas económicas”, sostuvo. Agencias