Arquitecto mató y enterró 4 prostitutas en una playa

Un sospechoso fue arrestado por los llamados asesinatos de Gilgo Beach, un famoso caso sin resolver desde la aparición a lo largo de varios años de al menos diez cadáveres en una zona de playa del estado de Nueva York, según informaron las autoridades.

Rex Heuermann, un arquitecto de 59 años, fue detenido a última hora del jueves e imputado por el presunto asesinato de tres de esas mujeres, mientras que está considerado el principal sospechoso en la muerte de una cuarta, según documentos judiciales.

Heuermann compareció ante un juez de la región de Long Island (Nueva York) para declararse no culpable de las acusaciones, según recogen medios locales, que aseguran que el presunto asesino en serie no mostró ningún tipo de emoción durante la vista.

El hombre, casado y con dos hijos, está acusado por una serie de crímenes que se remontan al año 2010 y que fueron muy mediáticos en Estados Unidos. El caso se abrió a raíz de la desaparición en mayo de ese año de una mujer que trabajaba como prostituta en Long Island; en los meses siguientes, mientras se buscaban pistas sobre su paradero, la policía descubrió varios cadáveres en una remota zona costera cerca de donde había sido vista por última vez.

Todos ellos resultaron ser de mujeres jóvenes que se prostituían y, con el paso del tiempo, en la zona se llegaron a encontrar restos de un total de nueve mujeres (incluida la que se buscaba originalmente), además de un hombre y un bebé.

Desde hace años, la policía considera que al menos varios de ellos serían víctimas de un asesino en serie. Tras mucho tiempo con la investigación en punto muerto, en 2020 las autoridades publicaron una fotografía de un cinturón marcado con unas iniciales que creían que podría pertenecer al presunto asesino y pidieron la colaboración ciudadana para tratar de identificarlo.

Finalmente, los investigadores lograron avances gracias a un vehículo registrado a su nombre y usando tecnología para determinar la localización de varios teléfonos móviles de usar y tirar que creían que el asesino pudo emplear para contactar a sus víctimas, según fuentes de la investigación citadas por The New York Times. Agencias