Un empleado de una financiera de 58 años fue encontrado asesinado a puñaladas y con los pies y el torso atados con cinta de embalar en su departamento de un complejo de edificios del partido bonaerense de Avellaneda, y como sospechoso del crimen fue detenido su pareja, un uruguayo al que vieron abandonar el domicilio con varias valijas. Sus propios perros hambrientos por el encierro le devoraron parte del rostro.
De acuerdo a las fuentes, fue su cuñada -pareja de su hermano- quien subió hasta el departamento preocupada porque desde el jueves pasado que no sabían nada de él y no contestaba los llamados.
La mujer subió con personal de seguridad y al no contestar el timbre y sólo escuchar a los perros, se decidió llamar a la policía y a los bomberos, que tuvieron que romper la puerta, que estaba cerrada con llave. La policía halló el cuerpo de la víctima en el comedor, tirado boca abajo y atado con cinta de embalar transparente alrededor de los tobillos, de las muñecas y del torso.
Barrios presentaba visibles lesiones en la cabeza, entre ellas puñaladas en el rostro y heridas aparentemente post mortem provocadas en algunas partes blandas de la cara por los tres perros que estaban en el departamento, uno de ellos de la raza salchicha. La médica forense que acudió a recolectar el cadáver vio que a simple vista Barrios tenía dos puñaladas en el rostro, que le entraron por una mejilla y llegaron al mentón, y la presunción fue que murió desangrado tras varias horas de agonía. El hermano de Barrios declaró que nada sabía de él desde el 18 de junio pasado y contó que la víctima tenía hace unos seis meses una relación sentimental con un hombre de 48 años llamado Héctor Rodríguez, de nacionalidad uruguaya, de quien tampoco supo nada más, ya que no contestaba su teléfono celular.
Si bien ese hombre supuestamente no vivía con la víctima en forma permanente, a partir de los relatos obtenidos en el edificio, donde se lo veía en forma frecuente, el fiscal cree que durante estos meses en los que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio por el coronavirus, el uruguayo estaba instalado y pasando la cuarentena con Barrios. Incluso, el fiscal secuestró en el departamento algunas notas manuscritas firmadas por «Héctor» y una de ellas decía: «Dejame 600 o 700 pesos para hacer unas compras».
Finalmente, esta noche, efectivos de la comisaría 1ª de Avellaneda detuvieron al sospechoso en la calle Deán Funes de ese partido del conurbano, mientras merodeaba en inmediaciones de un barrio con numerosa comunidad peruana, donde los investigadores creen que se había refugiado.