El horror de un infanticidio no tiene justificación posible en cualquier parte del mundo, y un caso que conmociona todavía a Gales se encuentra actualmente en su juicio de castigo para los sospechosos del crimen de una niña de dos años, quien sufrió 101 lesiones cuando fue asesinada por su padrastro, que después alegó que el perro de la familia la empujó por las escaleras, según testificó ante el tribunal.
Lola James tuvo una lesión cerebral catastrófica después de ser atacada por el novio de su madre, de 31 años, en su casa de Pembrokeshire. En tanto, el sujeto está detenido, imputado por el crimen.
La madre, Sinead James, de 30 años, declaró a la policía que estaba durmiendo cuando Lola sufrió una serie de horribles lesiones, y afirmó no tener motivos para pensar que Bevan fuera a hacerle daño. Lo cierto, es que la mujer también está acusada de causar o permitir su muerte por complicidad. Agencias