El caso data desde el 2016, cuando la víctima una joven bailarina fue agredida por primera vez, sufriendo violencia física por parte de su entonces pareja. El denunciado fue identificado como Branly Y.E. de 26 años de edad.
Según el testimonio de la víctima, la primera vez que fue agredida se vio orillada a saltar desde un vehículo en movimiento para salvar su vida, pues el músico la amenazó con matarla.
En esa ocasión la agresión fue provocada por los reclamos del denunciado, quien le reclamó por el vestuario que usaba y comenzó a golpearla e insultarla.
“La recoge en su auto la empieza a agredir y le dice cómo te vas a vestir de esa manera para bailar, a voz te encanta mostrar todo y empieza a golpearla dentro el auto”, explica Andrea García, Responsable Oficina Apoyo para la familia, que brinda apoyo a la víctima.
Tras sentar una primera denuncia la joven fue presionada a conciliar, sin embargo continúo recibiendo amedrentamientos, insultos y hasta extorsiones, estas últimas hacen referencia a mensajes en que es amenazada con publicar material comprometedor para convertirla en una “actriz porno”.
Luego de separarse del denunciado, continuaron en contacto al tener un hijo de siete años en común, según el testimonio de la víctima este uso esta relación para continuar ejerciendo control sobre su vida y violencia psicológica con amenazas, maltratos y humillaciones.
Cansada por esta situación presenta una segunda denuncia en su contra y esta toma su curso en noviembre de 2020, tras varios meses la imputación formal se dio recién el 4 de marzo de 2021, tras más de un año denuncian retardación en el proceso ya que a la fecha no se habría dado ninguna acusación formal, ni una audiencia.
“Se supone que los plazos procesales ya se han sobrepasado completamente, siendo que a partir de la imputación se tiene 6 meses más para poder presentar la acusación formal y la fiscalía no lo está haciendo. Hemos revisado todo el cuaderno de investigación y resulta que se tienen pruebas contundentes se tiene peritajes psicológicos que indican que él es un agresor y generan en la víctima un daño serio”, aseveró García.
García asegura que la víctima no puede tener una vida libre y tranquila, que vive con el temor y la incertidumbre esta situación.