Los encuentras en alimentos como el pescado, las semillas de chía, la linaza y las nueces. Pero, ¿qué los hace tan importantes? Estas grasas poliinsaturadas son fundamentales para el buen funcionamiento de tu corazón, el cerebro y otros órganos.
Reduciría los niveles de triglicéridos en la sangre. Uno de sus mayores beneficios es la capacidad para reducir los niveles de triglicéridos en la sangre. Un exceso de triglicéridos aumenta el riesgo de aterosclerosis. Por eso es importante mantenerlos bajo control.
Disminuiría la presión arterial. Consumir entre 2 y 3 gramos diarios de ácidos grasos omega 3 puede ayudar a reducir la presión arterial. Esto se debe a que favorece la dilatación de los vasos sanguíneos y evita la formación de obstrucciones que podrían aumentar la tensión dentro de las arterias.
Podría prevenir la formación de coágulos. Los coágulos se forman cuando las plaquetas se agrupan. Es un proceso natural y necesario. Sin embargo, también puede bloquear el flujo sanguíneo y aumentar el riesgo de infarto. Los ácidos grasos omega 3 ayudarían a prevenir la formación de estos coágulos peligrosos, ya que mejoran la circulación y favorecen la dilatación de las arterias.
Aliviaría problemas inflamatorios. La inflamación crónica puede dañar los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de desarrollar cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. Aquí es donde entran en juego los ácidos grasos omega. El omega 3 demostró ser eficaz para reducir la inflamación en el cuerpo. Ello podría ser útil en cuadros como la artritis reumatoide, por ejemplo.
Reduciría el riesgo de demencia y alzhéimer. El omega 3 es esencial para el funcionamiento adecuado del cerebro. En especial, en su forma de DHA, la cual juega un papel clave en la salud del sistema nervioso y de la retina. Además, ayudaría a reducir la formación de las placas cerebrales asociadas con la pérdida de memoria. Se sugiere que una dieta rica en omega 3 o la suplementación adecuada podría prevenir el deterioro cognitivo. A su vez, reduciría el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia y el alzhéimer.
Apoyaría la función sexual y la fertilidad. Los ácidos grasos omega 3 mostraron un potencial prometedor en la mejora de la salud sexual y la fertilidad. En hombres, podrían ser útiles para combatir la disfunción eréctil causada por la aterosclerosis. La suplementación con omega 3 en animales de experimentación mejora la calidad de las erecciones.
Contribuiría a un embarazo y puerperio saludables. Los omega 3 regulan la producción de prostaglandinas, compuestos que influyen en funciones clave, como la presión arterial, la coagulación y las contracciones uterinas. El consumo adecuado de ácidos grasos durante el embarazo también favorecería el desarrollo cognitivo del bebé.
Crecimiento y desarrollo infantil. El omega 3 es esencial durante la infancia, ya que contribuye al desarrollo adecuado del cerebro. Los niños que consumen suficientes ácidos grasos suelen tener un mejor aprendizaje y memoria. En otro sentido, los niños con trastornos del desarrollo pueden beneficiarse de un aumento en su consumo de omega 3.
Aliviaría las migrañas. La migraña es una de las enfermedades neurológicas más comunes y afecta a mil millones de personas en todo el mundo. Estas dolorosas crisis suelen estar acompañadas de síntomas como náuseas, sensibilidad a la luz y al sonido.