Una boliviana dio a luz a cuatrillizos en un parto complicado, en medio de la pandemia del coronavirus en Argentina.
Adriana fue asistida en el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá. Su historia está llena de matices increíbles, pues viajó desde Salvador Mazza, Salta, una localidad fronteriza con Bolivia para el alumbramiento, publicó Clarín.
Ella desde sus 15 años supo que no era recomendable para su salud quedar embarazada. Exámenes le habían diagnosticado patologías que podían poner en riesgo su integridad y eventualmente la de su bebé.
El deseo de ser mamá fue más fuerte en Adriana y, luego de haber perdido dos embarazos, quedó nuevamente embarazada. Tras la primera ecografía, descubrió que no esperaba un angelito: dentro de su vientre se gestaban cuatro nuevas vidas. Si con un embarazo simple había riesgos, el panorama con cuatrillizos le resultó aterrador.
Los primeros controles se los hizo en Bolivia. La familia de Adriana es de origen boliviano, al igual que Ulises, su pareja. El médico que la atendió sugirió que eligieran a tres bebés y dejaran morir a uno, para que los otros tuvieran más chances de desarrollo, pero la mamá decidió que nacieran los cuatro.
El siguiente control se lo hicieron en la ciudad de Salta. La internaron y medicaron, pero le avisaron que tras el alta no podrían seguir suministrándole los medicamentos porque tenía su DNI vencido. Para solucionarlo, necesitaba su partida de nacimiento: conseguirla por Internet iba a demorar.
Adriana no podía esperar y su situación económica le impedía pagarse la medicación. Martha, su madre, la llevó a la terminal de ómnibus y la acompañó en un viaje de casi dos días a Buenos Aires.
Tras el viaje agotador, los trámites tuvieron que esperar, pero en la maternidad Sardá la recibieron. “A la Sardá han venido pacientes sin documentos, o con fotocopias de documentos, hasta para un hecho como un nacimiento, que tiene una correspondencia legal porque luego hay que inscribir al recién nacido. Eso deberá resolverlo después la madre, pero acá se privilegia la atención por sobre todas las cosas”, dijo su director Eduardo Valenti.
A la semana treinta del embarazo de Adriana, y luego de aguantar lo máximo que su cuerpo le permitió, los estudios detectaron que dos de sus bebés no estaban creciendo de acuerdo a lo conveniente. El 7 de mayo a las 16.30, la mamá entró asustada al quirófano, pero cuando los escuchó llorar y le mostraron a sus bebés sintió una felicidad incomparable.
Los bebes nacieron vía cesárea. Zoe Fiorela, pesó 1,265 kilogramos (kgs), luego Jeziel Mauricio 990 gramos, Adriel Shamil 1,080 y por último Gabriel Ulises con 1,465 kgs.
Los bebés están internados en neonatología: creciendo y evolucionando gracias al cuidado del equipo de la maternidad. La mamá esta con ellos todo el tiempo posible.
Ulises, el padre, no había podido conocerlos más que por fotos. “Son un milagro”, finalizó la mamá. Agencias