Las meretrices usan mascarillas faciales, barbijos, guantes y trajes transparentes. En las habitaciones se realizan desinfecciones de forma constante.
Frente a la pandemia de la Covid-19, trabajadoras sexuales endurecen su protocolo de bioseguridad para lenocinios. Al ambiente de luces rojas, almohadas decoradas con tangas y posters de mujeres semidesnudas, hoy se suman el olor al alcohol en gel y a los desinfectantes. Además, las anfitrionas usan barbijos y trajes de protección transparentes.
“Un policía, un médico, los mismos ministros están trabajando y teniendo contacto con otras personas. Llegan a su casa normalmente. Después, con los cuidados necesarios, siguen teniendo relaciones con sus esposas. ¿Por qué el trabajo sexual tiene que estar penalizado?”, reclama una de las representantes de la Organización de Trabajadoras Nocturnas de Bolivia (OTNB), Aylin Aparicio.
Explica que las trabajadoras sexuales ya contaban con un protocolo de bioseguridad “desde siempre”, para protegerse de enfermedades de transmisión sexual. Incluye el preservativo, la desinfección y evitar los besos.
Desinfección en lenocinio. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete
En la actualidad, debido a la pandemia, se implementaron otros elementos. Encima de su ropa interior, faldas o atuendo con el que dan el servicio, usan unos trajes transparentes de plástico. Explicando ese protocolo, la OTNB presentó un documento ante Ministerio de Salud, Ministerio de Obras Públicas y autoridades, según cuenta la dirigente de la OTNB, Lily Cortez.
El texto de 10 páginas especifica cómo realizar la desinfección de los clientes, los ambientes y cómo cuidarse del coronavirus en los lenocinios y en la calle. “Estamos validando este protocolo para poder ejercer el trabajo sexual”, comenta Aylin.
Las trabajadoras del lenocinio “Las Muñecas” ya lo conocen. Explican que al ingresar deben tomar la temperatura de los clientes. “Si es adecuada, bajo los 37 grados, entonces puede ingresar. Si fuese mayor, no. Debemos cuidarnos”, comenta otra meretriz, Dulce.
Protocolo de bioseguridad en lenocinio. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete
También les dan alcohol desinfectante de manos y verifican que tenga barbijo. “Si el cliente no cuenta con eso, nosotras le podemos brindar”, comenta la trabajadora que luce lencería de encajes y una minifalda, bajo su traje de bioseguridad. El barbijo y máscara protectora impiden ver su sonriente expresión.
El servicio sexual se hará con el traje de bioseguridad puesto. En ese trabajo “no hay besos, ni abrazos, incluso se hará poses para evitar el contacto directo”, señala Lily Cortez. Mientras tanto, Denisse, una trabajadora sexual beniana, demuestra cómo aún puede hacer un baile en tubo con guantes y su traje de bioseguridad. Cuando termina su acto, el personal de limpieza rocía desinfectante al ambiente, los muebles y las camas.
Dama de compañía con traje de bioseguridad. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete
Durante la cuarentena, los lenocinios no estaban abiertos. Pero, por necesidad, algunas meretrices “trabajaron en la calle, arriesgando su vida y exponiéndose al virus”, lamenta Aylin. En Las Muñecas la desinfección es constante y cuentan con personal de aseo. Agencias