Al tiempo que comienza la reapertura de la economía, ayer California dio el primer paso en un debate que en algún momento EEUU va a tener que resolver: cómo se van a celebrar las elecciones presidenciales.
El gobernador del estado, Gavin Newsom, dictó una orden para que se envíen papeletas por correo a todos los votantes registrados. Se trata de una medida preventiva sin precedentes de cara a noviembre ante la previsión de que no se puedan realizar las elecciones con normalidad.
El debate es pertinente porque ya al menos en dos ocasiones se ha vivido la tensión entre la necesidad de evitar los contagios y el derecho a votar. En las primarias de Wisconsin el pasado 7 de abril, los demócratas presionaron para que se retrasara la votación o se ampliara el plazo de voto por correo, pero los republicanos lograron que se celebrara en su fecha esperando una baja participación.
En Nueva York, los demócratas cancelaron sus primarias, previstas para el 23 de junio, pero un juez ha obligado a que se celebren.
Este tipo de tensiones solo pueden aumentar de aquí al 3 de noviembre, cuando EEUU celebra unas elecciones presidenciales que los dos partidos consideran las más trascendentales en varias generaciones, y en las que está además en juego la mayoría en el Senado.
El director del Centro de Control de Enfermedades y epidemiólogo de referencia del país, Anthony Fauci, declaró que es prácticamente seguro que habrá una nueva oleada de la Covid-19 en otoño.
Los expertos coinciden en que, mientras no haya vacuna, habrá oleadas recurrentes de contagios. Agencias