Negocios, bares y restaurantes cerrados, sillas de cervecerías apiladas en las veredas mientras que ciclistas y peatones se apuraban para llegar a su casa antes de las 21:00, hora del inicio del toque queda en París.
La ciudad quedó silenciosa y las calles vacías como durante el confinamiento de dos meses entre el 17 de marzo y el 11 de mayo impuesto por el gobierno para luchar contra la pandemia de covid-19, que el sábado pasado batió el récord de 32.000 contaminados en un día.
París no conocía un toque de queda desde 1961, año en que, durante la guerra de Argelia, se decretó para los trabajadores musulmanes argelinos.
El Barrio Latino, uno de los lugares más bulliciosos de París, frecuentado por los estudiantes y los turistas, se vació rápidamente y a las 21:00 parecía que era las cinco de la madrugada. “Son las 21:00 y no hay nadie”, se congratula el comisario Patrick Caron.
Los habitantes de una decena de grandes ciudades francesas, están sometidas a un toque de queda de 21:00 a 6:00 durante cuatro semanas. Agencias