Gran conmoción en Corea del Sur por una joven triatleta de 22 años que se suicidó tras haber sufrido durante años agresiones físicas y verbales de sus entrenadores y haber visto como sus denuncias ante las autoridades deportivas eran ignoradas, según informó la prensa local. Se trata de Choi Suk-hyeon, quien no fue escuchada por el Comité Olímpico Surcoreano (KSOC) y decidió quitarse la vida.
Esta joven deportista, quien fuera medalla de bronce en categoría junior en los campeonatos asiáticos de triatlón en Taipei en 2015, se suicidó la semana pasada en el dormitorio de su equipo en la ciudad de Busan.
Según capturas de pantalla compartidas en las redes sociales, en el último mensaje que dirigió a su madre le suplicaba “revelar los pecados” de sus agresores. “He sido agredida de forma tan violenta… que lloro todos los días”, escribió Choi Suk-hyeon en su diario días antes de su suicidio.
En un documento difundido por la cadena YTN, se oye a su entrenador enfadarse ya que la chica había ganado peso: “Debes evitar comer durante tres días”, le dice. A continuación se oye el sonido de una bofetada. Los responsables del equipo la forzaron a comer 200.000 wons (USD 166) de pan para castigarla por no haber controlado su peso y la agredieron regularmente.
Choi elevó quejas a las autoridades del KSOC en abril pero nunca abrieron una investigación. De hecho, estos sucesos fueron varias veces negados por la entidad olímpica surcoreana, que ahora expresó su “profundo lamento” y se comprometió a tomar “medidas severas” contra las personas involucradas.
La muerte de Choi Suk-hyeon conmociona a todo el país. El presidente surcoreano Moon Jae-in pidió “medidas rigurosas” para prevenir los abusos en el futuro en el mundo del deporte. Además, una petición lanzada a última hora de este jueves en el sitio de la presidencia surcoreana para obtener una investigación profunda ya acumula más de 35.000 firmas.
En Corea del Sur, que es una potencia deportiva regional y regularmente está en el top 10 de medallas olímpicas en cada cita, los abusos físicos y verbales son frecuentes. Por ejemplo, el año pasado, la surcoreana Shim Suk-hee, doble medalla de oro en los Juegos Olímpicos en short-track, acusó de agresiones sexuales a su ex entrenador, ya condenado por haberla agredida durante años y que cumple una pena de prisión de diez años.