El exmandatario Evo Morales no es candidato a la presidencia, pero sí jefe de campaña del MAS, y expertos consideran que la denuncia en su contra por la presunta comisión del delito de estupro aleja al partido azul del voto de la clase media, y lo deja “encapsulado” en su núcleo duro.
El caso -según los analistas consultados- deja dos constataciones: que el bloqueo de rutas en medio de la pandemia marcó un antes y un después en el MAS, y que ante el escándalo reciente esa fuerza deberá tomar la decisión de mantener o alejar a Morales de la jefatura de la campaña.
“El MAS, después de los conflictos, se encapsuló en su voto duro, el voto originario, indígena, campesino. Desde la conflictividad social marcó una distancia con los sectores que son fundamentalmente urbanos, clasemedieros, que en algún momento intentaba capturar o volver a reeditar en función del descontento con la gestión de Añez o la poca credibilidad en Carlos Mesa que pudieran haber tenido estos sectores urbanos e intelectuales. Creo que los ha perdido definitivamente a raíz de los conflictos sociales”, explica el analista político Marcelo Silva.
El experto agrega que con lo sucedido “se rompe toda posibilidad de expansión electoral” de Luis Arce, candidato del MAS. Agrega que siendo parte del entorno cercano de Morales puede aparecer como un “entorno socapador” de un acto no sólo reñido con la ética sino también reñido con la justicia.
Pedro Portugal, director de Pukara, considera que efectivamente las denuncias contra Morales tendrán más efecto negativo en la clase media. “Yo creo que va a afectar al MAS en la clase media que en la clase popular. En la clase media porque es un grupo que ya está predispuesto a la crítica hacia el MAS y Evo Morales”, explicó.
No ocurre lo mismo, dijo, en el ámbito popular, donde los grupos políticos o el Ejecutivo no tienen “intermediarios” para incidir y, a veces, en realidad, ocurre un efecto contrario. “Las clases populares restan importancia a estas críticas, porque las ven simplemente como una especie de desfogue antipopular o de tinte racista”.
¿En primera línea?
El caso se conoció a principios de este mes, pero fue a partir de la denuncia que esta semana interpuso el Ministerio de Justicia en contra de Morales que resonó hasta en la prensa internacional.
Silva sostiene que es probable que hubo una infidencia de alguna voz del propio “esquema cercano” de Morales, lo que deja entrever que hay algún tipo de descontento o algún viraje, que en última instancia es el síntoma de que hay quienes no quieren a Morales en la primera línea del MAS.
“Este tipo de informaciones, vamos a pensarlo, a veces no se generan únicamente por la eficiencia de los entes de inteligencia, sino también por algunas voces infidentes dentro del esquema, y además tendría que ser dentro del esquema muy cercano a Morales. Ahora, estas infidencias indudablemente son generadas por algún tipo de descontento o porque hay algunos virajes. El MAS después de los conflictos sociales no ha salido entero, no es un partido sólido, no es una estructura hegemónica completamente y creo que este escándalo demuestra también que hay algunas personas del MAS que no quieren a Evo Morales en el escenario central de la toma de decisiones políticas”, aseguró.
¿Qué le pasó al partido?
Estando en el poder, el MAS ostentaba ser el Gobierno de los movimientos sociales. No obstante, el bloqueo de 12 días por la fecha de las elecciones, en el contexto de la pandemia, marcó un punto de inflexión.
“El bloqueo ha sido el desencadenante. El MAS no calculó este efecto perverso. Porque esa idea justamente de que el MAS pudiese ser representante de las clases populares, lo cual era una ilusión, ha sido creído, sobre todo, por el MAS mismo y le llevado a cometer este desliz”, asegura Portugal.
El analista explica que la historia nacional demuestra que el MAS no es el único partido que tuvo arrastre popular. Puso como ejemplo al MNR, Barrientos y Carlos Palenque, lo que da a entender -según el analista- que el caso del MAS no es inusitado como lo presentan algunos.
Portugal indica que con la crisis tras las elecciones fallidas del 20-O el respaldo popular al MAS estaba en retroceso, porque no salieron a defender a Morales. No obstante, asegura, el Gobierno “no vio, no conoció esta mecánica de nuestra historia y se estrelló contra el movimiento popular”, a lo que se sumaron ciertos grupos políticos que se mostraron revanchistas, lo que les despertó nuevamente nostalgia del MAS.
“El MAS creó ese mismo cuento de que ellos encarnaban al sector popular y esa falta de visión les hizo cometer el error de querer movilizar y después desmovilizar fácilmente al sector popular en el bloqueo de caminos”, agregó.
La gran disyuntiva
Silva explica que ahora el MAS debe tomar una decisión respecto a la jefatura de la campaña.
“Pienso yo que estamos ante la punta del ovillo del escándalo y eso significa que en las próximas horas es muy probable que este escándalo todavía nos dé algunas cuestiones que sean todavía mucho más duras, mucho más fuertes en contra de Evo Morales; por lo tanto, yo creo que el MAS tendrá que tomar alguna determinación política, de alejar o pedir a Evo Morales que no sea el jefe de campaña, porque se convierte en el centro de la disputa electoral, contaminará ese escenario electoral y por supuesto cualquier candidato se verá obligado a responder sobre estas denuncias y contaminará el debate electoral”, indica.
Silva considera que si el MAS logra alejar a Morales en la jefatura de campaña, “tendrá la posibilidad de retomar la discusión sobre programa, sobre políticas públicas y candidatos”. Agencias