Celima Torrico Rojas, una de las mujeres fuertes del Movimiento al Socialismo (MAS) decidió alejarse de la vida política y dedicarse a su familia, su madre y el campo, pues asegura que los cargos asumidos durante años tuvieron un alto costo, el de no haber acompañado a sus “wawas” durante su niñez.
Si bien, está consciente de que el tiempo perdido no se recupera, por lo menos quiere disfrutar mientras sus “ya jóvenes” hijos estén con ella. Contó a LA VOZ que trata de compartir la mayor cantidad de actividades, puesto que desde disfrutar un plato de comida hasta escuchar los proyectos, alegrías y preocupaciones son momentos que para ella valen oro.
SU MADRE FUENTE DE INSPIRACIÓN
Celima siente un profundo amor por su progenitora, Hilda Rojas, pero además admiración ya que con sus 75 años continúa trabajando en el campo y cuidando a una de sus hijas que tiene una discapacidad provocada por la enfermedad del polio.
Hace 31 años enfrentó todas las responsabilidades sola, ya que su esposo murió dejando a una mujer fuerte a cargo de sus cuatro hijos, y la tierra que cultiva.
Su avanzada edad no es un impedimento, pues en sus terrenos planta papa, maíz, ajo, verduras y hortalizas. Celima recordó que su mamá siempre les dijo “Si no se planta papa y maíz que vamos a comer”. Por ello, al dejar la función pública decidió dedicar tiempo a su mamá, ya que aseveró la dejó descuidada mucho tiempo.
“Mi mamá es una mujer de valores ella nos dice, si no trabajamos no comemos (…) Vive de su huerta, siempre tiene verdura fresca, come papa recién cosechada ni siquiera come sola nos manda o nos llama para que cosechemos, está muy pendiente de sus nietos”, resaltó.
Hace poco su mamá enfermó con coronavirus, por lo que Celima viajó al campo y cuidó de su madre hasta que esté completamente estable. Apoyo la medicación con plantas medicinales como la wira wira, muña, malva, eucalipto entre otras.
Prepara la comida a leña, pese a que tiene una cocina a gas. La exfuncionaria cuando va al campo elabora los alimentos en la tradicional qoncha (horno de barro), una de las razones es para ahorrar en combustible ya que a su comunidad aún no llegaron las instalaciones y la otra y más importante razón es que la comida sale mucho más rica.
DE CHILLIJCHI A MINISTRA DE JUSTICIA
Celima nació en una pequeña comunidad rural llamada Chilijchi en Pocona en el cono sur cochabambino. Tuvo una niñez tranquila ayudando a sus padres en el trabajo de campo, pero a medida que pasaban los años fue emergiendo en ella un espíritu sindicalista que la llevó a ser una de las fundadoras del MAS- Instrumento Político para el Cambio (IPSP).
Recuerda que en sus inicios en la vida sindical fue marcada por los gobiernos de Hugo Banzer Suarez, Hernán Siles Suazo, las masacres de Epizana y Melga. Su padre estuvo presente en las últimas y se salvó de milagro pues su compañero fue alcanzado por una bala y murió en el lugar.
“Todos esos hechos nos recordaron que no queremos pasar lo mismo nunca más, y nos dimos cuenta de que debemos votar para nosotros y no la derecha”, aseveró.
Tras la fundación del MAS en 1995 los pasos políticos de Celima fueron acelerados, primero fue concejal suplente; nunca ejerció la suplencia, después pasó lo inimaginable ya que llegó a ser ministra de Justicia, y el último cargo fue de concejal titular en el municipio de Cercado.
SU ESPOSO UN BASTIÓN
Celima Torrico pudo realizarse en la vida política gracias a su esposo Mario Bustamante, pues él jamás se negó a ser quien se haga responsable de todas las labores del hogar. Estuvo junto a sus hijos José, Wayra y Huascar mientras su esposa trabajaba. Todo esto en equilibrio con su trabajo.
“Cuando me fui a La Paz mis hijos eran niños y mi esposo asumió la responsabilidad. Ha sido costoso porque eran wawas. Cuanto no quisiera verlos pequeños, ahora ya están en la universidad”, expresó.
Una semana pasa en la ciudad junto a su esposo e hijos y otra acompaña y ayuda a su mamá en el campo. Su vida la dedica a los seres que quiere. (Priscila Pinell)