Todo ocurrió en apenas 38 días desde que la familia de Edgardo denunció su desaparición. El hombre, que tenía 29 años, dijo al salir de su casa que iba a viajar hacia Palmira, San Martín, para ver a su novia, y nunca volvió.
Pero la visita a su pareja había sido una excusa. De acuerdo a la reconstrucción, Edgardo fue directamente a la galería Tonsa, un paseo comercial sobre la Avenida San Martín, dispuesto a increpar a Cayo por el supuesto romance que mantenía con su mujer y en ese mismo lugar, en medio de una violenta discusión, el comerciante lo estranguló hasta matarlo.
No hubo testigos del crimen. Los “errores” del asesino comenzaron cuando sacó el cuerpo de la víctima adentro de una bolsa de consorcio a la vista de todos, incluso de las cámaras de seguridad colocadas en la galería, y se lo llevó en un Uber que él mismo pidió a través de la app de viajes. La Justicia lo sentenció a la pena de 20 años de prisión. Agencias