Pequeñas cruces de madera y metal, algunas pintadas de blanco, otras ya caídas, se alinean en el sector 108 del cementerio Flaminio de Roma. Todas llevan nombres de mujer, pero ninguna de ellas está enterrada ahí, únicamente optaron por un aborto legal.
El descubrimiento de ese cementerio de fetos abortados y enterrados sin la autorización de la madre, cuyo nombre aparece en las tumbas, provocó una oleada de indignación y denuncias por parte de las asociaciones de defensa de los derechos de las mujeres.
“Pensar que alguien se ha apropiado de su cuerpo, que ha celebrado un rito, que lo ha enterrado con una cruz que lleva mi nombre encima, fue abrir una herida”, contó a la AFP Francesca, una de las madres afectadas.
«Me siento traicionada por las instituciones», lamenta.
En septiembre de 2019, Francesca, de 36 años, quien reside en Roma, decidió abortar porque el feto presentaba un grave defecto cardíaco.
Un año después, descubrió que el feto fue enterrado sin su consentimiento y con un símbolo religioso que no la representa.