La zona del trópico de Cochabamba fue escenario de tres hechos sangrientos y macabros en menos de una semana. Tres personas perdieron la vida en un lugar que parece vivir sin ley desde hace casi un mes ante la ausencia de la Policía.
El pasado 6 de junio, todos los efectivos policiales destinados en el Chapare fueron replegados a la ciudad de Cochabamba, en medio de un violento bloqueo de caminos que realizaban seguidores de Evo Morales, por asegurar su candidatura presidencial.
Desde entonces los uniformados no retornaron a esa región, donde pese a que muchos lugareños piden a las fuerzas policiales retornar para brindar seguridad, hasta el momento sus demandas no han sido escuchadas, puesto que no existirían las garantías necesarias para su retorno.
Ademar Ortega Arancibia tenía 28 años de edad y el pasado 211 de junio se dirigía a bordo de su motocicleta a su chaco, ubicado en el municipio de Entre Ríos.
Se presume que en el camino, el joven agricultor fue interceptado por los supuestos sicarios quienes lo secuestraron.
Sus familiares denunciaron su desaparición, sin imaginar que dos días después, el cuerpo de Ademar iba a ser encontrado en el municipio de Yapacani: asesinado a balazos, con claros signos de tortura, donde además le habían llegado a sacar los ojos. La autopsia reveló que el cuerpo tenía 16 impactos de bala.
Días después se conoció que su posible vínculo con su cuñado, Ariel Villarroel Calle, líder de una organización criminal dedicada al sicariato, extorsión, secuestro y narcotráfico, podría haber sido el detonante para su atroz asesinato.
Tan sólo tres días después, otro hecho violento encendió las alarmas: dos jóvenes habían sido linchados por comunarios del municipio de Shinahota, acusados de ser presuntos ladrones de vehículos. Ambos estaban maniatados y uno de ellos fue colgado con una soga hasta la muerte. Mientras el otro tenía signos de haber sido quemado.
El caso se viene investigando, en medio de un silencio cómplice de los comunarios, quienes aparentemente habrían decidido tomar la justicia por sus manos, ante la falta de Policías.
