Vestidas de pollera, mantas y luciendo sus trenzas, las cholitas paceñas causan furor bailando en el tubo. Las mujeres cobran entre 15 y 20 dólares por el baile.
De manera clandestina, las cholitas deleitan a sus clientes ocasionales quienes quedan asombrados y extasiados con el movimiento de las polleras. Generalmente, los encuentros con sus parroquianos son en moteles, previa coordinación con los mismos.
Anteriormente, se hacían el servicio en la calle, pero eran agredidas por la competencia, vale decir otras damas de compañía que se vieron bajoneadas por la nueva modalidad de servicio que implementaron las cholitas, el cual atrae a muchos hombres.
“Debido a la pandemia ofrecemos nuestro servicio mediante el periódico y anuncios”, contó una de las bailarinas.
“Tenemos que estar siempre listas, usamos nuestras polleras, mantas, trencitas y mascarillas. También tenemos que tratar de coquetear un poco con los clientes”, relató la bailarina.
Embobado por las polleras y el baile sensual de las cholitas, uno de los clientes cuenta que son hermosas las mujeres vestidas de pollera y las trenzas.
“Me encanta ver el baile de las cholitas. Son hermosas y las polleras enamoran”, comentó uno de los fieles devotos de estas mujeres.
POR LA FAMILIA
Una de las cholitas contó que trabaja como bailarina para llevar algo de dinero para su familia. Entre lágrimas relató que tiene dos hijos pequeños y que ella es padre y madre para sus pequeños.
“Es muy duro trabajar así, pero nos da dinero para nuestras familias. Todo lo que gano lo llevó a mi hogar. No realizó servicio sexual”, expresó la cholita.
Cubriéndose el rostro con un barbijo por temas de bioseguridad y una mascarilla, la cholita cuenta que seguirá luchando por su familia.
