Debido a una alta demanda en cementerios y crematorios de La Paz y otros de departamentos, varias personas tuvieron que retener en casa los cuerpos de sus familiares. Inclusive algunos cadáveres fueron levantados de la calle, ante el colapso de hospitales. Pero, ¿cuál es la manera correcta de manipular el cuerpo de una persona que falleció por COVID-19 y evitar contagios?
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda que se debe mantener en mínimo la movilización y la manipulación del cuerpo. Las bolsas de cadáveres vacías deben eliminarse como residuos infecciosos y no se recomienda el embalsamiento.
Además, se debe considerar que el personal mortuorio y el equipo funerario apliquen las precauciones estándares en todo momento, como realizar la higiene de las manos, la limpieza ambiental, uso adecuado de equipos de protección personal (EPP) como delantal de manga larga, guantes y protección facial si existe riesgo de salpicaduras de líquidos corporales del paciente o secreciones en el cuerpo o la cara en el miembro del personal.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se deben tener precauciones como la manipulación con guantes y el lavado con detergente después de tocar las prendas o pertenencias del difunto y la desinfección de objetos con etanol o lejía.
Las secreciones de un cadáver son infecciosas
El doctor Elmer Huerta, especialista en Salud Pública y colaborador de CNN, indicó que el cadáver de una persona que haya muerto por coronavirus puede ser un foco de infección.
“Existe toda una clasificación de los patólogos los forenses para determinar si un cadáver puede ser contagioso y los del COVID están una categoría menos que el ébola. Por eso se dice que las personas no deben acercarse al familiar, no deben abrazarlo y deben ser cremados. Son las secreciones que puede tener el cadáver las que pueden ser contagiosas”, explicó el profesional.
La OMS indica que se debe asegurar que los fluidos corporales que se filtran de los orificios deben ser contenidos, el cuerpo debe ser manipulado lo menos posible, éstos se pueden tapar con algodón impregnado en solución de hipoclorito de sodio al 1%.
El cuerpo debe ser introducido en una bolsa dentro de la propia habitación de aislamiento. La bolsa debe resistir la presión de los gases en su interior, hermetismo e impermeabilidad.
Transporte a la funeraria
Según un protocolo de la Gobernación de Santa Cruz, tras la correcta introducción del cadáver y desinfección de la bolsa mortuoria carrada, la manipulación externa de ésta o del ataúd que la contenga no representa riesgos. Una vez finalizado el transporte se debe desinfectar el vehículo.
En el entierro, la bolsa mortuoria puede introducirse en el féretro normal sin que sean precisas precauciones especiales, pero se recomienda el uso de EPP y guantes de nitrilo. El cadáver puede ser enterrado o incinerado.