La vitamina B1, conocida también como tiamina, es la aliada invisible que convierte los alimentos en energía. Es fundamental para el metabolismo energético, el correcto funcionamiento del sistema nervioso, para la salud cardíaca y mental.
Esta vitamina hidrosoluble es necesaria para la producción de energía a partir de los carbohidratos y vital para la función cerebral y muscular. Sin ella, el organismo no puede sintetizar ATP (Adenosín Trifosfato), la principal molécula energética, lo que puede llevar al agotamiento.
La tiamina también apoya la producción de neurotransmisores como la serotonina, que mejora la concentración y el estado de ánimo, y la acetilcolina, esencial para la memoria y el aprendizaje. Actúa como protector del sistema nervioso y mejora la transmisión de señales cerebrales, previniendo daños neurológicos.
Asimismo, fortalece el músculo cardíaco regulando la energía en las células del corazón y evitando la acumulación de sustancias tóxicas.
Alimentos ricos en vitamina B1
La tiamina regula la respuesta al estrés y puede reducir la inflamación crónica, vinculada con enfermedades como la diabetes o artritis. Estudios recientes sugieren que también podría ayudar a aliviar síntomas del síndrome premenstrual, como la irritabilidad, la fatiga y el dolor.
Al ser una vitamina hidrosoluble, el organismo no la almacena en grandes cantidades, por lo que para asegurar una buena ingesta es recomendable mantener una dieta diaria balanceada.
Las fuentes de tiamina incluyen carnes magras de cerdo y pescado; granos integrales, como arroz y avena; legumbres, como lentejas y frijoles; vegetales, como espárragos, coles de Bruselas y espinaca; y frutos secos, como nueces y semillas de girasol.
Riesgos de la deficiencia de tiamina
El consumo excesivo de alcohol, azúcar y ultraprocesados reducen sus niveles de reserva. La insuficiencia de esta vitamina puede causar graves problemas en la salud, pérdida de peso y apetito, debilidad muscular, pérdida de memoria y problemas cardiacos.
Una de las enfermedades más comunes de la deficiencia de tiamina es el beriberi, que se manifiesta de dos formas principales: beriberi seco, que afecta al sistema nervioso y provoca debilidad muscular y problemas en los nervios periféricos; y beriberi húmedo, que afecta al sistema cardiovascular, causando insuficiencia cardíaca y dificultad para respirar.
Síntomas, causas y prevención del déficit de vitamina B1
La falta de tiamina puede causar cansancio, debilidad muscular, dificultad para caminar, dolor de espalda, pérdida de apetito. También vómitos, molestias abdominales, alteraciones del tránsito intestinal, cefalea, pérdida de concentración, inestabilidad emocional, irritabilidad. Además de trastorno del sueño, movimientos involuntarios e incontrolados de los ojos (nistagmo). Incluso elevación de la frecuencia cardíaca, palpitaciones, dificultad para respirar y dolor precordial.
También puede ocasionar, junto con otras deficiencias de vitaminas del complejo B, el síntoma del «pie ardiendo», lo que sugiere la aparición de una neuropatía periférica.
Además, en los déficits graves, puede producir la enfermedad del beriberi, que afecta al sistema nervioso (beriberi seco, encefalopatía de Wernicke o psicosis de Korsakoff) y al sistema cardiovascular (beriberi húmedo).
Aunque dependerá de la situación individual, la falta de vitamina B1 puede prevenirse con una alimentación adecuada. Esta necesitaría una dieta rica en levadura de cerveza, germen de trigo, semillas de girasol, cacahuetes con piel, haba de soja seca, etc., aunque, en ocasiones, puede ser necesario suplementar con complementos nutricionales, en forma de clorhidrato de tiamina y de mononitrato de tiamina, durante un período de tiempo.