Existen muchas mujeres que piensan que el hecho de subir de peso durante la menopausia es algo inevitable. Tienden a pensar que el metabolismo actúa de esta forma y que por ende, es muy difícil controlarlo.
Cuando la menstruación va desapareciendo de forma gradual es porque nuestro organismo está produciendo menos estrógenos. Estos cambios hormonales tienen su reflejo en nuestro cuerpo e, incluso, en nuestro estado de ánimo.
Ahora bien, siendo conscientes de las alteraciones que este proceso va a ocasionar en nuestro cuerpo, conviene anticiparse tomando, de antemano, algunas medidas. Antes de ponerlas en práctica, estas han de ser consultadas siempre con un especialista.
CAUSAS
Durante la menopausia, nuestro cuerpo produce menor cantidad de estrógenos. Esto supone cambios indiscutibles para nuestro organismo. Sin embargo, estos cambios son perfectamente sobrellevables. Aquí algunos de ellos:
Aumento de adipocitos en nuestro cuerpo, a la vez que se genera una ralentización del metabolismo.
Disminución de la demanda de energía por parte de nuestro organismo para mantenerse. De ahí que todo el exceso de carbohidrato que supere esa baja demanda, se acumule en forma de grasa.
Presencia de cambios emocionales importantes. De ellos, se deriva la dificultad para dormir, la ansiedad y la depresión. En muchos casos, todo ello se traduce en trastornos de la alimentación.
Pérdida del tono muscular, por lo que hay, a partir de ese momento, más grasa y menos fibra muscular. Esto también explica la pérdida de la firmeza y de la agilidad de las que se disfrutaba antes.
QUÉ HACER PARA
EVITAR SUBIR DE PESO
La menopausia es una etapa más de la vida de la mujer donde vivir plenamente debe ser la norma imperante. Lo más sensato será desplegar estrategias que te proporcionen ese cambio de perspectiva necesario para afrontar lo venidero.
Es importante poder contar con el apoyo de tu médico. Ellos podrán guiar en este proceso, pues en ocasiones, es necesaria la administración de un tratamiento hormonal sustitutivo. En todo caso, esto es algo que solamente un médico puede recomendar. Cada mujer es única, conviene recordar que no hay recetas colectivas. Lo que sí es un hecho es que, cuando la mujer entra a esta etapa, el organismo demanda menos energía. Ello no significa, por tanto, comer menos, sino comer mejor.
CONSUMO DE VEGETALES
Entre ellos, revisten especial interés: ,Espinaca, Brócoli, Calabaza, Coliflor, Berenjena, Ajo y Cebolla.
COMER FRUTAS AL DÍA
Por lo general, las frutas poseen un alto contenido en azúcar. Esta es la razón de ese dulzor que las caracteriza. Debido a ello, podrían hacer que se suba de peso, sobre todo si se consume más de la cantidad necesaria al día.
Frutas de carne blanca; por ejemplo, peras y manzanas. Las Naranjas y fresas contribuyen en aliviar los sofocos presentes en esta etapa. Granadas
AVENA INTEGRAL
En el desayuno, es muy recomendable tomar avena o pan de centeno integral. En la comida, puede servirse de este tipo de pan para acompañar, por ejemplo, tus legumbres y verduras.
PESCADO AZUL
Pescados como el salmón aportan proteínas y ácidos grasos omega-3. Ambos contribuyen a la mejora de la salud cardíaca.
CARNES BLANCAS Y GRASAS SALUDABLES
No solo es saludable comer carnes blancas y grasas, sino que es recomendable hacerlo 4 veces a la semana. Se recomienda comer: Carne de pollo o de pavo, Pescado blanco como merluza, rape o bacalao
SEMILLAS DE LINO
Aceite de oliva, trocitos de aguacate y nueces (estas podrían darle un toque especial a tus ensaladas)
AGUA DIARIO
Es sumamente importante que te mantengas bien hidratada. Para ello, no olvides llevar siempre contigo una botella de agua mineral. ¿Sabías que beber una copa de vino tinto al día es beneficioso para la salud? Bébelo y verás qué bien sienta. En el almuerzo asienta bien.
EJERCICIOS FÍSICOS
Ponte ropa cómoda y sal a caminar, a bailar, a nadar o a pasear en bicicleta. Si lo haces con una amiga, te sentirás aún mejor. Lo recomendable es que cada día se hagan alrededor de 45 minutos de ejercicio aeróbico.