Varios estudios han demostrado que el consumo en esta etapa puede interferir con la maduración de estas áreas, asegura Griselda Vargas, directora de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo.
Sus efectos en el cerebro y en el comportamiento, son a corto y largo plazo, según la National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIH) de Estados Unidos.
A corto plazo, puede dificultar el control de los impulsos y la toma de decisiones saludables, reducir la capacidad de percibir el peligro o producir vacíos en la memoria respecto a los eventos que ocurrieron mientras estaba intoxicado.
A largo plazo, un historial de consumo de alcohol en la adolescencia podría aumentar la probabilidad de desarrollar trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión, no sólo durante la misma adolescencia sino en la vida.
El consumo de licores tiene riesgos significativos
Ese estado de placer a esa edad, lleva a bebér nuevamente en otra fiesta y, consecutivamente, en otras reuniones de amigos hasta que se le hizo costumbre llegar con exceso de copas a su casa. Javier dejó la universidad, sigue viviendo con sus papás y se dedica a uno que otro negocio y, aunque niega ser alcohólico, admite que el consumo de bebidas en exceso lo afectó física y emocionalmente.
El alcohol etílico puede hacer estragos en el cerebro adolescente, ya que el cuerpo humano tiene la capacidad de metabolizar fácilmente esta bebida. Su consumo crónico puede llevar a un deterioro cognitivo irreversible y a problemas de salud mental.
El alcohol etílico
Químicamente, el alcohol etílico está compuesto por carbono, hidrógeno y oxígeno. Tiene incidencia en más de 200 enfermedades, traumatismos, incluido el alcoholismo e importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que, en todo el mundo, más de la cuarta parte (26,5%) de los jóvenes de 15 a 19 años son bebedores.
Riesgos del consumo social
El consumo social de alcohol conlleva riesgos, ya que el exceso o la irresponsabilidad pueden llevar a la intoxicación aguda, con problemas de coordinación, juicio alterado y comportamientos arriesgados. Además, el consumo crónico aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como la enfermedad hepática y cardiovascular, así como trastornos mentales.
Otros efectos negativos en el organismo son las enfermedades cardiovasculares, pancreatitis, trastornos psiquiátricos como la depresión y la ansiedad, y diversos tipos de cáncer. También puede afectar negativamente el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones.
Vargas sugiere que, para prevenir problemas relacionados con el alcohol, se debe promover un consumo responsable. La educación sobre los riesgos del alcohol y el fomento de habilidades para resistir la presión social son estrategias clave. Asimismo, es crucial ofrecer acceso a servicios de tratamiento y apoyo para quienes enfrentan problemas de alcoholismo.
Comprender los impactos del consumo de alcohol en el cerebro de los jóvenes y tomar medidas para mitigar estos riesgos es fundamental para garantizar un desarrollo saludable y un futuro prometedor para las generaciones venideras.
“La educación sobre los riesgos asociados con el consumo de alcohol, así como el fomento de habilidades para resistir la presión social relacionada con el consumo de alcohol, son estrategias importantes para prevenir problemas relacionados con el alcohol. Además, es crucial proporcionar acceso a servicios de tratamiento y apoyo para aquellos que enfrentan problemas con el alcohol”, concluye la médico.