La COP26, que acaba de finalizar en Glasgow, Escocia, resultó un gran dejà vu. El trabajoso acuerdo al que se llegó luego de dos semanas de negociaciones apenas deja vivo el objetivo de 1.5ºC propuesto por el Acuerdo de París y dilata para el año próximo, la presentación de nuevos compromisos para bajar la temperatura media global que haga posible la vida de nuestros hijos y nietos.
Discusión por el lenguaje, demora en la implementación de planes concretos, indefinición respecto del financiamiento por parte de los países ricos y decepción de los países pobres y la sociedad civil. Sólo quedan 98 meses para actuar.