El portavoz de Covid-19 de la SEMG, Lorenzo Armenteros, considera importante diferenciar entre secuelas del coronavirus y Covid-19 persistente.
SECUELAS DEL CORONAVIRUS
Las secuelas se refieren a aquellos pacientes han estado graves, en la mayoría de los casos han estado ingresados y en muchas ocasiones han tenido que permanecer en la UCI un tiempo. “La secuela es el daño que se ha producido en una parte del organismo y que puede prolongarse bastante tiempo o, incluso, durante toda la vida”, reseña Armenteros.
COVID-19 PERSISTENTE
Se habla de Covid-19 persistente, según el representante de la SEMG, “cuando se produce un mantenimiento de los síntomas por encima del tiempo que se considera normal en esta enfermedad”. Se trata, por lo tanto, de “la misma sintomatología de la enfermedad, en ciertos casos en un grado similar al del momento del inicio, en otros inferior y también puede ser de una manera fluctuante”.
SECUELAS MÁS FRECUENTES
La secuela más característica de la Covid-19 es, probablemente, la fibrosis pulmonar. “La inflamación que se produce en el pulmón deja una especie de cicatriz que produce unas consecuencias de modo permanente o semipermanente durante un largo periodo de tiempo. En casos complejos les hace dependientes del oxígeno una gran parte de su vida”, resume el portavoz de la SEMG. “Hay algunos casos descritos en los que a los pacientes se les ha realizado un trasplante de pulmón ante el deterioro tan importante de la función pulmonar”, agrega Herreros.
Se han documentado, asimismo, diferentes alteraciones cardiacas y renales en pacientes que han pasado la Covid-19. El daño en el corazón puede deberse a los efectos de los fármacos utilizados, pero también a la inflamación generalizada que produce esta enfermedad. La denominada tormenta de citoquinas, tan característica de la Covid-19, es responsable de muchos de estos daños. La afectación del riñón puede traducirse en insuficiencia renal o una eliminación elevada de proteínas en la orina.
El virus también puede atacar al cerebro y producir, en determinados pacientes, una patología grave: la encefalitis aguda.
Las secuelas sobre el sistema vascular son igualmente relevantes. “La infección por SARS-CoV-2 provoca un daño del endotelio vascular y un estado proinflamatorio y protrombótico que puede dar lugar a la formación de trombos tanto pulmonares como en otras localizaciones del cuerpo. Secundariamente se puede desarrollar una hipertensión pulmonar que dificultará, asimismo, la oxigenación y la tolerancia al ejercicio”, expone Herrero.
También son habituales los trastornos cognitivos, como el deterioro de la memoria, y algunas alteraciones emocionales, derivadas fundamentalmente de la situación de aislamiento.
“Son frecuentes los trastornos psicológicos, la ansiedad o el insomnio. Puede haber cambios de humor e irritabilidad. Algunos cuadros pueden llevar a depresión grave o estrés postraumático”, recalca el representante de la SEMI.
SÍNTOMAS DE LA COVID-19 PERSISTENTE
Los síntomas más frecuentes de la Covid-19 persistente -que algunos pacientes sufren desde hace más de seis meses- son los siguientes: la astenia o cansancio extremo; la incapacidad o imposibilidad para realizar las tareas cotidianas; la febrícula o fiebre; los trastornos respiratorios y la pérdida de olfato y gusto (anosmia y disgeusia).
No obstante, se han descrito prácticamente tantos síntomas como partes tiene el organismo: neurológicos (como dolor de cabeza), digestivos, cardiacos, respiratorios, oftalmológicos, osteomusculares, alteraciones endocrinas, de la coagulación, urinarios, psicológicos.