Degolló a su compañera por decirle “gorda” y acosarla

A la hora del almuerzo Natsumi Tsuji (11) invitó a su íntima amiga Satomi Mitarai (12) a un aula vacía. Quería enseñarle un nuevo juego, muy entretenido. Natsumi la guiaría. Sentó a Satomi en una silla, le quitó los anteojos y los apoyó con cuidado en un banco vecino. Le dijo que iba a morir. A pesar de eso, Satomi no salió corriendo. Después de todo, era solo un juego. Natsumi le explicó que no debía mirar y le preguntó si le gustaría tener una toalla sobre sus ojos. Satomi se negó. Entonces, Natsumi tapó los ojos de su amiga con una de sus manos y, con la otra, sacó un filoso cúter y se lo clavó en el medio del cuello. Satomi, con la garganta abierta, se quedó sin voz para pedir ayuda y no llegó a defenderse. Natsumi continuó dando rienda suelta a su rabia y le cortó las dos muñecas. Satomi quedó tirada en el suelo de la clase vacía, agonizando en total silencio.

Su asesina salió de allí muy tranquila y caminó hasta su aula. En el camino, debía bajar una escalera. Varios alumnos la vieron descender los escalones con la ropa y su buzo gris manchados de sangre. Uno de ellos sacó su celular y capturó varias imágenes. Una de esas fotos daría la vuelta al mundo.

Cuando llegó la ambulancia el corazón de Satomi ya se había detenido por la masiva pérdida de sangre. El estupor de todos era palpable: las manos asesinas tenían solo 11 años.

Un día, tuvo una discusión con Satomi Mitarai, su compañera de clase y mejor amiga. Satomi le dijo que ella era mucho más popular y, luego, publicó en el sitio de Natsumi un mensaje donde la llamó “gorda” y “pretenciosa”. Natsumi se enojó mucho y le exigió que se disculpara. Satomi no prestó atención a la rabia de su amiga.

Estaba obsesionada con la serie de tevé Monday Mystery Theater, donde mucha gente era asesinada con cúters o pequeños cuchillos.

Natsumi confesó y dijo que lo tenía planeado desde hacía cuatro días. En las dependencias policiales mostró algo de arrepentimiento: “He hecho algo malo, ¿cierto? Lo siento, lo siento mucho”, vocalizó mientras lloraba. Pero su amiga ya estaba muerta.