La historia del uruguayo Adrián Gunino y el fútbol está marcada por contrariedades muy profundas. Como pichón de crack, jugó en Boca y pegó el salto a Europa con apenas 20 años.
En el medio, disputó un Mundial juvenil, también integró la Selección Mayor de su país y llegó a enfrentar al Milan y al Real Madrid con dos equipos diferentes. Sin embargo, como él mismo lo confesó, se hartó de los “manejos” empresariales que rodean el fútbol y colgó los botines a los 28 años.
Este defensor uruguayo cumplió el primero de sus sueños como futbolista en 2008, cuando con solo 19 años pudo debutar en la máxima categoría vistiendo los colores de Danubio. Apenas 16 partidos le valieron para pegar el gran salto y alcanzar otro de los máximos anhelos: jugar en Boca Juniors, uno de los clubes más importantes del continente y del mundo.
Al mismo tiempo, representó a su país en la Selección Sub 20 dirigida por Diego Aguirre y formó parte de la delegación que participó en el Mundial de la categoría en Egipto. Jugó los cuatro encuentros con la Celeste (tres partidos por la fase de grupo y el restante de los octavos de final) y anotó dos goles.
Siguiendo con su historia en la Selección, más adelante fue convocado por Juan Verzeri para la Sub 23 que disputó los Juegos Panamericanos 2011, donde logró la medalla de bronce, y llegó a la Mayor tras la cita del maestro Óscar Washington Tabárez en un amistoso ante Chile, en noviembre de 2010.
Su paso por Boca fue breve y del puñado de encuentros que tuvo apenas uno fue oficial: empate 1-1 frente a Newell’s, con goles de Lucas Viatri y Leonel Vangioni, un 3 de septiembre de 2009 en la Bombonera.
No fue fácil su estadía en el Xeneize porque integraba una plantilla que reunía a muchas figuras y que contaba con Carlos Bianchi como manager. Pero se dio el lujo de debutar con la azul y oro ni más ni menos que ante el Milan en un amistoso internacional: fue en 2009 por el tercer puesto de la Copa Audi.
Finalizó su préstamo con Boca y llegó otra buena oportunidad: el gran salto a Europa. Con solo 20 años, se transformó en el refuerzo del Toulouse de Francia. Jugó 31 encuentros en aquella temporada 2010-2011 y retornó a su país para vestir los colores del histórico Peñarol, club de sus amores. Pero ese año fue el que comenzó a marcar el declive en su carrera. Apenas seis partidos disputó y fue transferido a Fénix, donde tuvo otro puñado de encuentros más.
El entusiasmo renació y todo parecía volver a sonreírle a Gunino cuando llegaron dos préstamos para jugar en España: primero en el Almería (30 encuentros entre 2012 y 2013) y luego en el Córdoba FC (43 partidos entre 2013 y 2015), donde fue un factor clave en el club blanquiverde que logró el ascenso a la Primera División. En ese lapso por el fútbol español llegó a enfrentar al Real Madrid.