El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue denunciado ante la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes contra la humanidad y genocidio, debido a su postura sobre la pandemia de Covid-19. La denuncia fue presentada por una coalición de organizaciones que en conjunto representan a más de un millón de profesionales de la salud, según los portales UOL y G1.
Bolsonaro ya ha sido objeto de otras cuatro denuncias en la CPI, con sede en los Países Bajos. Tres de las denuncias se relacionan con el papel del mandatario en la crisis de salud causada por el nuevo coronavirus. La denuncia restante es por crímenes contra la humanidad y actos que conducen al genocidio de las comunidades indígenas y originarias.
La denuncia del domingo pasado es la primera presentada por profesionales de la salud, quienes afirman que el presidente cometió «fallas graves y de consecuencias mortales en su conducta durante la pandemia de Covid-19″.
El grupo que presentó la queja, encabezado por la Red de la Unión Brasileña UNISaúde, afirma que Bolsonaro pone en riesgo a los profesionales de la salud y a toda la población al «adoptar acciones negligentes e irresponsables». Como ejemplo de éstas, la denuncia cita el defender la hidroxicloroquina, un medicamento sin eficacia comprobada contra la enfermedad; así como promover actos públicos masivos, a los cuales el presidente generalmente asiste sin usar máscarilla facial. Además, el grupo destaca el hecho de que Brasil ha estado sin un Ministro de Salud por más de dos meses.
«Desprecio, negligencia y negacionismo»
En el documento de 64 páginas, los profesionales también destacaron la postura del presidente de «desprecio, negligencia y negacionismo», que, según los demandantes, ha tenido consecuencias desastrosas como la propagación del virus y el «estrangulamiento total de los servicios de salud». La representación solicita al Tribunal que requiera al gobierno federal la información necesaria y que convoque a Bolsonaro para que testifique.
«Se debe culpar al gobierno de Bolsonaro por su acción insensible frente a la pandemia y por negarse a proteger a los trabajadores de salud brasileños, así como a la población brasileña, a la cual prometió defender cuando se convirtió en presidente», dijo Marcio Monzane, de UNI Americas, el brazo regional de la federación sindical internacional UNI Global Union, citado por UOL.
Desde el comienzo de la pandemia, Bolsonaro ha minimizado la gravedad de la situación, un hecho que, junto con su política ambiental, ha deteriorado la imagen de Brasil en el mundo. En varias ocasiones, el presidente se declaró en contra de las medidas de aislamiento social e incluso dijo que «quedarse en casa es una cosa de cobardes».
Además, promovió las aglomeraciones al participar en eventos públicos, saludar a los partidarios y circular a través de comercios. Mientras hablaba con los periodistas después de ser diagnosticado con COVID-19, se quitó la máscara y la semana pasada, después de dar positivo por el coronavirus nuevamente, condujo su motocicleta y habló con personas en la calle sin usar protección.
Renuncias y remedios dudosos
Bolsonaro es un firme defensor de la hidroxicloroquina y la cloroquina, e incluso tomó la medicina en vivo en una transmisión por Internet, a pesar de que la Sociedad Brasileña de Enfermedades Infecciosas desalentó el uso de medicamentos antipalúdicos para combatir el COVID-19.
Dos ministros de salud, Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich, dejaron el cargo desde el comienzo de la pandemia, porque no estaban de acuerdo con las medidas propuestas por el gobierno. Incluso el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a quien Bolsonaro considera un aliado, mencionó a Brasil como un ejemplo negativo en la lucha contra el Covid-19.
Cinco meses después de la confirmación del primer caso en Brasil, el 26 de febrero, ese país registró 2.419.091 infecciones y 87.004 muertes por Covid-19 el último domingo.