Resulta importante cuidar al organismo en general y al hígado en particular. Para garantizar su función es necesario aportar alimentos que produzcan un efecto antioxidante y antiinflamatorio. Además es fundamental tener cuidado con las sustancias que pueden ponerlo en riesgo, como son el alcohol o los azúcares simples. A continuación te contamos todos los detalles de la dieta depurativa para cuidar este órgano.
DIETA DEPURATIVA
Como señalan desde el Instituto Nacional de Diabetes, Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos, es posible prevenir las afecciones más comunes del hígado con una dieta saludable, con unas porciones adecuadas y acompañada de otras medidas apropiadas.
VERDURAS VERDES
Los radicales libres son uno de los compuestos que resultan dañinos para el hígado. Por este motivo aportar vegetales con un gran contenido de antioxidantes es crucial en su protección.
Además estas verduras contienen fibra, vitaminas y otros nutrientes muy positivos. Las mejores son las espinacas, el brócoli, las coles de Bruselas, las coles, las alcachofas, la la lombarda, la coliflor, los berros, etc.
FRUTAS
Como pasa con las verduras, las frutas son alimentos muy saludables en general y no pueden faltar en una dieta protectora hepática.
Cualquiera de ellas resulta saludable y la variedad siempre es deseable para aportar un mayor número de compuestos protectores. Los cítricos, las bayas (fresas, arándanos o frambuesas) y las uvas son de especial interés.
ACEITE DE OLIVA
El aceite de oliva para cocinar y para aliñar es una de las mejores grasas para el hígado. Sobre todo cuando su uso sustituye algunas fuentes menos aconsejables de grasas saturadas e hidrogenadas.
Aunque quizás es positivo mantener su consumo en cantidades moderadas, no hay que olvidar que los lípidos también son necesarios. Los frutos secos, las semillas o el pescado azul son otros de los alimentos adecuados.
CEREALES Y LEGUMBRES
Garbanzos, lentejas, copos de avena, arroz o pan integrales. Se trata de alimentos que aportan carbohidratos y fibra, y representan una fuente de energía de inestimable valor.
Pero además estos tienen un índice glucémico bajo o moderado, se digieren de forma más lenta y esto se traduce en aumentos de glucosa en sangre controlados.
FUENTES DE PROTEÍNA
Tanto la carne blanca, como el pescado y los huevos son de fácil digestión y contienen cantidades moderadas de grasas saturadas. Es muy conveniente combinarlas con fuentes de origen vegetal como las legumbres, el tofu o el tempeh.
Agua principalmente
Es importante nunca descuidar el estado de hidratación, por lo que el consumo regular de agua es fundamental. Asegúrate de beber al menos ocho vasos de agua al día para mantener una correcta hidratación y favorecer una función hepática apropiada. Esto debería incluir agua purificada, filtrada o embotellada.
Alimentos que evitar
Así como existen alimentos que se deben potenciar por sus efectos positivos, existen otros que es mejor evitar o moderar al máximo:
Alimentos con una alta cantidad de azúcares simples y de azúcar añadido: dulces, repostería, algunos postres lácteos, zumos de frutas, bebidas azucaradas, etc. La fructosa puede ser un sustituto del azúcar bastante perjudicial. De hecho la evidencia científica asocia un consumo excesivo de fructosa con un mayor riesgo de acumular grasa en el hígado, con carácter patológico.
Grasas saturadas e hidrogenadas: bollería, comida rápida, platos preparados, mantequilla, margarina, nata, quesos muy grasos, etc.
Carne roja, embutidos y todo tipo de carne procesada. Alimentos con alto contenido en sal. Pescado y marisco crudos o poco cocinados. Alcohol.
CUIDA EL HÍGADO
Aplicar cambios en el estilo de vida es la principal recomendación de todos los expertos cuando de trata de mantener el hígado sano. Estos son una estrategia adecuada tanto para evitar posibles problemas como para frenar la progresión y el daño hepático de las enfermedades incipientes.
Ahora bien, es necesario tener en cuenta que cuando se diagnostica alguna patología (hepatitis, hígado graso o cirrosis por ejemplo) algunas características de la dieta pueden cambiar. Por este motivo es necesario seguir las indicaciones del médico en este sentido.