Diputado Arce: Del Castillo salió del país por amenazas de “narcos”

El diputado Héctor Arce aseguró este jueves que existe una “certeza” de que el exministro de Gobierno y excandidato presidencial del MAS, Eduardo del Castillo, ya no se encuentra en Bolivia. Según explicó, la salida estaría motivada por amenazas provenientes de personas vinculadas al narcotráfico.

“Sabemos que Eduardo del Castillo, una vez concluido su periodo como candidato en la primera vuelta, recibió amenazas muy fuertes que atentan contra su vida e integridad”, declaró Arce alegando que estas amenazas están relacionadas con presuntos narcotraficantes a quienes él habría protegido en su gestión.

El legislador señaló que este tipo de situaciones refuerzan la hipótesis de que Del Castillo habría abandonado el país, pese a que la normativa establece que las autoridades deben permanecer en territorio nacional durante tres meses después de dejar el cargo, con el fin de rendir cuentas de su gestión.

En ese sentido, Arce apuntó también contra el presidente saliente, Luis Arce Catacora, al señalar que tendrá que responder por los supuestos daños económicos y la corrupción durante su gobierno.

Décadas después, el nombre “Sonia” vuelve a circular, esta vez vinculado al exministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo. La referencia no es gratuita. El primero en hacerlo público fue Sebastián Marset, uno de los narcotraficantes más buscados por la DEA, actualmente prófugo. Fue él quien, en declaraciones difundidas por medios de comunicación, llamó “Sonia” a Del Castillo, dejando que la carga simbólica del apodo hablara por sí sola. Sin embargo, se conoce que un capitán, quien se aplazó en la prueba del polígrafo y fue mantenido en la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), era quien se jactaba previamente de haber puesto esta “chapa” a Del Castillo.

El peso del apodo no está en la burla, sino en la insinuación. Llama la atención sobre una posible continuidad histórica: que la figura más poderosa dentro del Ministerio de Gobierno pueda compartir, al menos en el imaginario, el mismo rol que una vez desempeñó la “Reina de la Cocaína”.