Un último estudio de la OMS sugiere que no solo las mascarillas y la distancia son importantes, sino también proteger los ojos. Desde hace algunos meses, muchos expertos avisaban de la posibilidad de que los ojos fueran una de las puertas de entradas de la enfermedad.
Recordemos que el coronavirus se transmite a través de las gotas respiratorias de las personas infectadas, ingresando en la nariz o en la boca de otra persona tanto de forma directa -cuando el paciente tose o estornuda- como al tocar una superficie contaminada. Pero este último estudio sugiere que los ojos también son importantes en el contagio.
Investigadores de la Universidad McMaster, en Canadá, han realizado un estudio encargado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyos resultados se han publicado en la prestigiosa revista ‘Lancet’. Según estos últimos análisis, la medida más efectiva es el distanciamiento de, al menos, dos metros, además del uso de mascarillas. Pero la OMS reconoce por primera vez que el uso de gafas también puede ser importante para reducir la posibilidad de infectarse y de transmitir el virus. Algunos expertos ya habían avisado de que la conjuntiva del ojo podría ser una puerta de entrada y salida del virus, pues en algunos pacientes se había encontrado ARN de coronavirus en esa zona. Ahora, este último trabajo ha analizado 172 estudios previos sobre el covid-19, a través de los que han sacado una serie de conclusiones con las que la OMS puede ofrecer una serie de directrices que eviten que el número de contagios siga creciendo.
En cuanto a las mascarillas, se analizaron otros 24 estudios en los que participaron más de 50.000 personas. En ellos, se pudo observar que aquellos que usaban mascarillas no solo tenían aparentemente una mejor protección, sino que en realidad se contagiaban en mucha menor medida, si bien es cierto que surgieron otra serie de problemas, como la dificultad para comunicarse con claridad y una importante disminución de la empatía.
En lo que se refiere a los ojos, los investigadores analizaron en profundidad tres estudios centrados en la protección ocular, descubriendo que aquellas personas que utilizaban gafas o cualquier tipo de protección similar conseguían reducir de manera importante el riesgo de infección, en comparación con aquellos que no tenían ningún tipo de cobertura ocular.