Lo miraban con indiferencia y casi nadie apostaba por él, pero a pulso Ecuador dejó de ser el patito feo de Sudamérica y se transformó en un cisne que exige respeto en el Mundial de Catar 2022.
«Esto de que éramos una selección débil, de que no teníamos confianza, además de que éramos una selección de jugadores jóvenes sin experiencia, no solo lo creíamos aquí sino afuera», dice a la AFP Alfonso Laso, periodista de la radio deportiva La Red de Quito.
En ese momento «la selección pasó de ser a la que le veían por sobre el hombro, porque estaba llena de chicos, a ser una selección fuerte. Esta selección terminó haciendo muy buenos partidos y consiguiendo muy buenos resultados fuera de Quito», destaca Laso. Agencias