Los antibióticos no sirven para todo. No sirven para bajar la fiebre, ni para curar la mayoría de infecciones respiratorias ni para tratar cualquier dolor. De hecho, sólo sirven para combatir las bacterias y si se usan mal pueden poner en riesgo la salud. Los antibióticos son medicamentos fundamentales para tratar determinadas enfermedades pero su uso indebido está haciendo que poco a poco comiencen a perder eficacia frente a las bacterias para las que se crearon.
Los antibióticos, describe la experta de la SEMG “son los antimicrobianos que actúan sobre las bacterias”, esto es importante conocerlo ya que, como especifica Varela Patiño, “dentro de los antimicrobianos están también los antifúngicos, los antivirales y los antiparasitarios”.
NI FIEBRE, NI DOLOR DE CABEZA, NI MALESTAR
Muchas personas siguen pensando que estos medicamentos sirven para todo, cuando sólo están indicados para el “tratamiento de determinadas infecciones bacterianas”. Según esto, “los antibióticos no sirven ni para aliviar la fiebre, ni contra el dolor de cabeza, ni para aliviar el malestar general”, recuerda tajante Varela Patiño. Asimismo, “tampoco sirven para tratar una gripe o un resfriado común, y esto es así porque los antibióticos no actúan sobre los virus”.
En cuanto a las infecciones del oído medio, más frecuentes en niños que en adultos, “pueden estar causadas por virus o por bacterias” aunque “con mucha frecuencia no se necesitan antibióticos para combatirlas, ya que el sistema inmunitario es capaz de combatir la infección por sí mismo”, recuerda Molinero.
Según lo expuesto por ambas expertas, “la mayoría de las infecciones invernales de nariz, oídos, garganta y pulmones son de origen vírico, por lo que el uso de antibióticos, en ningún caso va a producir una mejoría”. Frente a estos trastornos o enfermedades “el consumo de antibióticos no va a hacer que nos sintamos mejor ni que obtengamos una mejoría en menos tiempo”. Es importante señalar que “todos los procesos tienen un tiempo de resolución”, apunta la responsable de la SEMG.
RIESGO MORTAL
El principal riesgo de tomar de forma inadecuada es la creación de “superbacterias” “resistentes a los antibióticos, lo que es un peligro para la población, ya que los antibióticos pierden eficacia frente a las infecciones, que van a ser difíciles de tratar”, apuntan desde la SEMG.
¿En qué se traduce esto? En que “alrededor de 33.000 personas mueren cada año como consecuencia de infecciones resistentes a un problema causado principalmente por el consumo excesivo o inadecuado de antibióticos”.
RESISTENCIAS A ANTIBIÓTICOS
La resistencia a los antibióticos es, como explica Varela Patiño, “el poder de transformación y aprendizaje de las bacterias para evitar el efecto de los antibióticos y que éstos sean inocuos frente a ellas”. A través de mutaciones por selección natural “van quedando aquellas bacterias cuyos sistemas les han permitido sobrevivir frente al ataque de los antibióticos, anulando el efecto de los mismos. Estas bacterias transmiten las mejoras a su descendencia y así sucesivamente originando superbacterias multirresistentes”.
Esta pérdida de opciones eficaces para el tratamiento y prevención de las infecciones “constituye hoy en día una amenaza mundial y evitarlo está en nuestras manos haciendo un uso responsable de los antibióticos”, concluye.