“El destripador” asesino serial prostitutas

Un hombre considerado como el peor asesino en serie en la historia de Canadá ha confesado haber asesinado 49 personas, en su mayoría prostitutas drogadictas en Vancouver. Se trata del granjero Robert Pickton, de 57 años, que criaba cerdos y guardaba restos congelados de sus víctimas.

El fiscal del caso, Derrill Prevett, ha desvelado por primera vez todos estos horrores ante un jurado en New Westminster, en las afueras de Vancouver. Entre los macabros descubrimientos efectuados por la policía en la granja de Pickton, destaca el hallazgo de dos grandes congeladores cubiertos con maquinaria pesada, en cuyo interior se encontraron bolsas de plástico que contenían dos cabezas de mujer cortadas verticalmente, así como restos de varios pies y manos.

El granjero confesó a un policía, que se hizo pasar por un detenido en un calabozo, que había matado a un total de 49  personas y que habría deseado asesinar a otra más para llegar a la cifra «redonda» de 50.

Pickton se declaró inocente ante el tribunal que le juzga y ante el que por primera vez se han descrito los graves crímenes que se le imputan. La fiscalía le acusa de los asesinatos de al menos 26 mujeres, pero durante el juicio que acaba de abrirse y que puede durar hasta un año deberá responder sólo por seis asesinatos. Los otros 20 casos quedarán para un futuro proceso, a la vista de la complejidad de la instrucción de los sumarios.

El fiscal insistió ante los miembros del jurado en que existen pruebas que confirman que todas las víctimas fueron «asesinadas y descuartizadas» antes de desembarazarse de sus restos. Sus seis primeras víctimas eran mujeres que se prostituían en el centro de Vancouver para pagar su adicción a las drogas. Todas ellas figuran en la lista de más de 60 mujeres desaparecidas en Vancouver durante el periodo comprendido entre 1978 y 2002, año en el que fue detenido Pickton.

En el proceso, el acusado se dedicó a tomar notas en un cuaderno azul durante el primer día del juicio. Vestido con una camisa gris, Pickton, permanecía impasible. El granjero ya había comparecido en numerosas ocasiones ante la justicia después de su detención, pero el juez del caso prohibió a la prensa que publicara los detalles de los crímenes para no perjudicar los resultados de la investigación. En el momento en el que el fiscal comenzó a desgranar su acusación, los canadienses conocieron por primera vez los horrores de la granja.

La policía encontró en la caravana del acusado una bolsa manchada de sangre que pertenecía a Sereena Abotsway, una joven que había sido dada por desaparecida en julio de 2001. También se encontró una pistola del calibre 22 en la que había rastros de ADN de Mona Wilson, una mujer cuya pista se perdió en diciembre de 2001.

Las dos cabezas halladas en el congelador pertenecían, según las investigaciones forenses, a Sereena Abotsway y una mujer llamada Andrea Joesbury.

Pickton dejó un amplio rastro de sus crímenes en su granja de cerdos de Port Coquitllan, situada a unos 50 kilómetros de Vancouver. La policía le considera sospechoso de medio centenar de asesinatos de mujeres drogadictas, algunas de ellas de origen indígena, que se dedicaban a la prostitución y tras ser asesinadas también eran el alimento de los cerdos de la granja.

La policía informó de que durante la larga investigación, un grupo de arqueólogos tamizó toneladas de tierra para buscar pruebas. Los agentes de la policía científica efectuaron más de 100.000 pruebas de ADN para hallar rastros de al menos 31 mujeres desaparecidas. Pickton fue detenido en febrero de 2002 por la Policía Montada de Canadá después de las protestas de grupos de defensa de los derechos de las prostitutas, que criticaron la dejadez de las fuerzas de seguridad en la investigación por la desaparición de decenas de mujeres del centro de Vancouver.