Son el primer contacto del paciente con un centro de salud. Cada día deben digerir quejas, hacer frente al sentir de los enfermos, cumplir a rajatablas procedimientos y, junto con esto, equilibrar con su rol de madres, esposas y, sobre todos, mujeres vulnerables a un enemigo invisible que ya cobró más de 50 vidas en el país.
Se trata de las enfermeras bolivianas, que, gracias a Droguería Inti, seis de ellas -Anabel Collarana, Fátima Soria, Guadalupe Ledezma, Darcy Goitia, Edith Patiño y Martha Limachi- dedicaron unos minutos en su apretada agenda para narrar su vivencia y sembrar algo de empatía en la población.
¿Cómo es el día a día de una enfermera? Fátima Soria trabaja desde hace mucho en la Caja Petrolera de Salud (CPS) de Santa Cruz. Además de prepararse cinco años en el pregrado y cuatro en el posgrado, Fátima dice que una enfermera debe tener una vocación profunda.
Cada mes rotan en diferentes turnos: mañana, tarde y noche y, acorde a este horario, acomodan el resto de su vida. Ella dice que antes de la cuarentena se levantaba muy temprano -aún en oscuridad- para hacer algunas tareas del hogar, dejar comida para sus hijos, llevarlos al colegio, ir a cumplir el turno, terminar y volver a casa para repetir todo.
“Ahora trabajamos 12 horas al día y otras 12 descansamos. Estamos acostumbradas a trabajar en un área cerrada donde día a día se habla de virus y bacterias. Sin embargo, ahora sentimos un poco de temor porque es una enfermedad desconocida, pero tenemos esperanza en que Dios nos va proteger”, comenta Soria.
Anabel Collarana, también coincide con Soria. Ella ejerce la profesión desde hace muchos años y dice que, gracias a Dios, con los años mantiene intacta su vocación por el servicio. Corallana trabaja en el área de formación de la Caja Nacional de Salud (CNS), en Santa Cruz
Con el ingreso del COVID19, narra Anabel, los roles en los turnos han sido cambiantes. “Hay que estar en constante capacitación, conocer los protocolos del manejo de pacientes, ver el tema de la comunicación y articularlo todo para hacer un buen trabajo. Venimos sicológicamente más preparadas para apoyar a las personas enfermas sin discriminación”, explica Collarana, oriunda de Oruro y graduada de la Universidad estatal de Sucre.
Edith Patiño, trabaja como enfermera en la Unidad de Hemodiálisis del Hospital Obrero de La Paz. Ella dice que el esfuerzo para combatir el COVID-19 en primera línea es grande y “hemos estudiado para eso y no podemos decir que no lo vamos a hacer”.
Ella dice que cada día debe levantarse muy temprano, aun cuando haya trabajado durante 12 horas continuas el día anterior. Deber conseguir una movilidad que las acerque a su fuente de trabajo o, en todo caso caminar, marcar tarjeta y prepararse con toda la indumentaria de protección.
“Cuando no estoy trabajando desayuno a las 10 u 11. A las 3 estoy recién almorzando. Solamente el día que nos toca trabajar sabemos qué día es, después perdemos noción del tiempo, no sé qué fecha es”, comentó Edith.
Martha Limachi trabaja en Oncovida también en la Sede de Gobierno. Ella dice que esta pandemia ha sacado el lado de artistas, pero también de guerrera de sus colegas enfermeras. “Se escucha mucho de que faltan en algunos lugares barbijos, guantes, batas y nosotras no nos quedamos con los brazos cruzados. Ahí fabricamos algunas cosas, aunque sean rústicas, para tratar de cuidarnos en lo máximo que podemos. Tenemos una familia que proteger”.
Limachi dice que esta profesión es una de las más sacrificadas y no sólo por la pandemia sino porque desde que eligen ser enfermeras deben adaptarse a nuevos turnos y pese a que muchos les dicen que desistan deben persistir.
Positivas, ante todo
Las seis heroínas de mandil blanco -al igual que miles de sus colegas en el país- están en primera línea de contagio del Coronavirus y son una pequeña muestra, de tantas otras que están trabajando horas extras, dejando la seguridad de sus hogares por el servicio a la comunidad. Por esta razón, estas profesionales quieren compartir un mensaje de aliento y recomendaciones con la población.
“Las enfermeras somos seres humanos con los mismos sentimientos que el resto, con la diferencia que nosotros tenemos un caparazón”, así inicia el mensaje que quiere dejar Guadalupe Ledezma, enfermera de la Caja Nacional de Salud (CNS), de Cochabamba. “Pedimos a la población que nos entienda, que sea tolerante con nosotros. Que este periodo de cuarentena, respeten las normas de salubridad dispuestas, porque mientras la población no se cuide, el personal de salud tiene más riesgo aún”, agregó Ledezma.
Por su parte Anabel Collarana está consciente de la nueva realidad que nos espera al salir de la cuarentena: “Tenemos que aprender a vivir en un modo Coronavirus; que se levante o no la cuarentena, no cambia el hecho que debemos tener un estilo de vida diferente. Es importante manejarnos en base a la pirámide de prevención. El primer piso son las medidas básicas como el hábito del lavado de manos, el uso de mascarillas y el distanciamiento social”, señala.
Fátima Soria, considera que los malos momentos siempre traen cosas positivas: “Esta crisis por la que atravesamos, va a servir incluso para prevenir otras enfermedades, de eso estoy segura. Los buenos hábitos que hemos adquirido a la fuerza son los que debemos continuar realizando. Por ejemplo, si estas resfriado debes usar barbijo”, puntualizó.
Finalmente, Darci Goitia, actual enfermera de la Caja Nacional de Salud (CNS), de Cochabamba, recomienda a la población: “Es importante que la gente ahora sea mucho más consciente sobre las medidas de seguridad para cuidarnos entre todos”. Coincide con su colega en la importancia del lavado de manos, el uso de mascarilla en caso necesario para evitar contagios y destaca que es fundamental tener hábitos de buena alimentación. Urgente.bo