Solo se escucha al viento fuerte y uno que otro vehículo que transita a la frontera con Perú. Una puerta de malla metálica con un candado es la muestra del abandono en el que está el aeropuerto Tito Yupanqui de Copacabana, en La Paz. La pista de aterrizaje, que casi llega a las orillas del lago Titicaca, está intacta, es que ningún vuelo comercial aterrizó en el aeródromo que fue inaugurado en julio de 2018. En ese municipio turístico piden que opere su aeródromo.
Así están otras 20 obras dispersas en territorio nacional: abandonadas y sin planes de operación. En este paquete de construcciones, que fueron entregadas en las diferentes gestiones de Evo Morales, se invirtieron Bs 3.613.308.199, lo que equivale a $us 519.153.476.
Lo mismo sucede con otros aeropuertos. En La Paz está el del municipio de Ixiamas, que se llama Evo Morales. No hay intención de operar en la zona y la obra, que costó Bs 43.500.000, está abandonada y deteriorada. Este aeródromo se inauguró en mayo de 2015 y hasta ahora no logró recibir operaciones comerciales.
Otro aeropuerto que está abandonado es el Apiaguaiki Tumpa de Monteagudo, en Chuquisaca. La obra costó Bs 55 millones y en 2017 dejó de operar tras un año de recibir vuelos de BoA. Ahora, no hay fecha de reanudación de las operaciones.
El caso del aeropuerto de Chimoré es complejo. Esta obra, que se llama Soberanía y que costó Bs 244 millones, tampoco tiene vuelos comerciales, pero se lo alquila para que escuelas de aviación -especialmente de Santa Cruz- puedan realizar prácticas.
EL DEBER solicitó más información sobre el estado de las obras y sus proyecciones al Ministerio de Obras Públicas, pero este medio no tuvo respuesta.
Existen otras obras construidas que ahora están deshabitadas. El Parlamento de Unasur, en San Benito, Cochabamba, costó Bs 501.120.000 y ahora se lo usa para reuniones de militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS). El Deber