La Copa del Mundo 2026 tendrá varios hitos relevantes: será el primer torneo que se realizará en tres países (México, Estados Unidos y Canadá); por primera ocasión habrá 48 selecciones presentes; según las expectativas, será el negocio más grande que haya hecho la FIFA, superando los 8,000 mdd; y las ciudades sedes tendrán una derrama económica que oscilará entre los 150 y y los 700 mdd.
¿Dónde está la magia? Hay varios elementos que suman para que sea el Mundial con mayor impacto global de la historia. Estados Unidos es el nuevo imán para la industria del futbol mundial; México, además de su tradición futbolera, cuenta con una de las bases de aficionados de selecciones mundiales más grandes en todo el planeta; y Canadá es un mercado emergente en este deporte.
Según datos de SportBusiness, América del Norte contribuye con el 25% del total de patrocinios deportivos en el mundo, y cada año se invierten más de 40,000 mdd en México, Estados Unidos y Canadá en radio, televisión, internet, prensa y en publicidad de programas deportivos.
Si contamos el factor de selecciones nacionales, la de México (ya clasificada, por ser una de las sedes) cuenta con una base de seguidores (considerando nuestro país y Estados Unidos) de al menos 160 millones de personas, según datos de Soccer United Marketing.
¿Por qué es tan relevante este dato? Estamos hablando de que, si todas esas personas estuvieran en un solo país, éste sería el octavo más poblado del mundo, más que toda la población que hay en Rusia, Bangladesh y, obviamente, México.
Las expectativas, pues, son altas. La estimación es vender más de 5 millones de boletos, que dejarán unos 2,000 mdd; a lo que habría que sumar entre 2,200 y 3,500 mdd por venta de derechos de transmisión, más merchandising y nuevos patrocinios.
El proceso (que duró cuatro años) de Qatar dejó 7,500 mdd, y el Mundial de Norteamérica aspira a superar, casi sin problemas, los 8,000 mdd. ¿Lo logrará?