El Tribunal Supremo de EEUU obligó ayer al presidente Donald Trump a entregar sus declaraciones de impuestos a un fiscal que lo investiga en Nueva York, pero es muy improbable que esos registros lleguen a manos de la Justicia antes de las elecciones de noviembre.
La mayoría conservadora del Supremo concedió una victoria agridulce a los fiscales y miembros de la oposición demócrata que desde hace más de cuatro años exigen que Trump publique sus declaraciones de impuestos, algo que han hecho todos sus antecesores a lo largo de la historia pero que él se ha negado a hacer.
El tribunal había examinado el tema en dos casos distintos, uno relacionado con el reclamo a Trump de las autoridades de Nueva York y otro vinculado a la investigación abierta por la oposición demócrata en la Cámara de Representantes, destinada a identificar posibles conflictos de interés del presidente.
Aunque dio la razón a la Fiscalía de Manhattan en el primero, el Supremo devolvió el segundo litigio a tribunales inferiores, lo que retrasa por ahora la posible entrega a la Cámara Baja de los siete años de registros financieros de Trump que reclaman los demócratas.
Sin inmunidad absoluta
La mayor derrota para el presidente fue el contundente rechazo del Supremo a la idea de que Trump tiene una inmunidad absoluta frente a investigaciones criminales mientras esté en el cargo.
«Hace 200 años, un gran jurista de nuestra corte estableció que ningún ciudadano, ni siquiera el presidente, está categóricamente por encima del deber común de presentar pruebas cuando se le solicita en un proceso penal», dictaminó el tribunal en el caso de Nueva York, resuelto por 7 votos a favor y 2 en contra.
«Hoy reafirmamos ese principio, y mantenemos que el presidente no es absolutamente inmune ante las citaciones penales de estados que busquen sus documentos privados», agregó la corte.
La decisión, escrita por el presidente del tribunal, el conservador John Roberts, la suscribieron incluso los dos jueces nominados al Supremo por Trump, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh.
Trump reaccionó con furia, al tachar de «enjuiciamiento político» los casos relacionados con sus impuestos, y lamentar que después de superar la investigación sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016, tenga ahora «que seguir luchando en una Nueva York políticamente corrupta».
«Las cortes han concedido en el pasado ‘una amplia deferencia (a los presidentes)’. ¡Pero no a mí!», tuiteó.
El mandatario se quejó además de que le ocurra esto cuando la Administración de Barack Obama (2009-2017) fue «totalmente corrupta» y «espió» a su campaña -una acusación sobre la que nunca ha presentado pruebas- y «no les ha pasado nada».
«Y ahora el Tribunal Supremo da un dictamen que retrasa (la posible entrega de documentos al Congreso), algo que nunca habrían hecho con otro presidente. Esto se trata de conducta procesal incorrecta», sentenció, para después añadir que es otra «caza de brujas» en su contra.
Su tono no pudo contrastar más con el de su abogado, Jay Sekulow, cuyo comunicado tras el fallo dejó claro que, en la práctica, el dictamen no desatará ningún paso inmediato que pueda perjudicar las opciones de reelección de Trump en noviembre.
«Estamos contentos porque el Tribunal Supremo ha bloqueado temporalmente la obtención de las declaraciones de impuestos del presidente tanto por parte del Congreso como de los fiscales de Nueva York. Ahora procederemos a plantear más cuestiones constitucionales y legales en los tribunales inferiores», indicó.
El fiscal de Manhattan, Cy Vance, Jr., celebró la decisión del Supremo como «una tremenda victoria» para el sistema judicial por establecer que «nadie, ni siquiera el presidente, está por encima de la ley», y adelantó que retomará la investigación inmediatamente.
“Mamá, te quiero…Estoy muerto”
El afroamericano George Floyd repitió más de 20 veces que no podía respirar y advirtió a los policías que lo detuvieron que iban a «matarlo», justo antes de morir asfixiado durante su arresto en Minneapolis, el 25 de mayo, según documentos judiciales.
Floyd, de 46 años, después de que un policía blanco que le clavara la rodilla en el cuello durante casi nueve minutos mientras lo mantenía de bruces contra el suelo.
En un vídeo filmado por un transeúnte, que se viralizó en las redes sociales, se oía a Floyd gritar «no puedo respirar».
Pero las grabaciones de las cámaras que llevaban encima los policías revelaron nuevos detalles sobre lo ocurrido.
Durante el arresto, Floyd suplicó a los agentes de no meterlo en el vehículo policial porque era claustrofóbico y tenía problemas físicos, según la retranscripción de esas grabaciones presentada por uno de los agentes implicados en un tribunal de Minnesota.
Luego dijo: «Mamá, te quiero. Dile a mis hijos que los quiero. Estoy muerto», antes de repetir más de 20 veces «no puedo respirar».
Los policías le pidieron que se calmara y cuando Floyd dijo que lo iban a matar, Dereck Chauvin, inculpado de asesinato por haber clavado su rodilla en el cuello de la víctima, le contestó: «Entonces deja de hablar, deja de gritar, se necesita mucho oxígeno para hablar».
Las últimas palabras de la víctima fueron: «Me van a matar. Me van a matar. No puedo respirar».