La otra cara de la cuarentena «vivir o morir» si no trabajo me muero de hambre , si salgo me contagio y me muero de «covid-19».
El confinamiento ha golpeado a los barrios más pobres de Bolivia, donde los más vulnerables dependen de las donaciones para no morir de hambre. El coronavirus ha dejado al descubierto la fragilidad de las economías, pues gran parte de la población trabaja sin contrato laboral.
Muchos no han podido trabajar, bien sea por solicitud de su empleador o por cumplir con las medidas de confinamiento. Aquellos que siguen trabajando enfrentan un riesgo elevado de contagio, al cuidar de familias en su domicilio privado. Para los trabajadores domésticos y los que viven del día, la situación es aún peor.
La mayoría labora en los sectores más afectados por las medidas de confinamiento o en pequeñas unidades económicas más vulnerables a la crisis desatada en todo el país por el coronavirus.
“Se supone que debemos hacer cuarentena hasta fin de mes, pero la mayoría de nosotros vive con el dinero justo que gana cada día”, agrega el vendedor. “Acabaremos sin medios para reabrir nuestros pequeños comercios y yo no veo que el Gobierno vaya a venir a ayudarnos”, señala, destacando que le da “miedo que la gente muera de hambre cuando esté aislada en su casa”.