“Embajadores” de la danza boliviana en Berlín

Con el tradicional traje blanco, pañoleta roja y sombrero, Marco Antonio Alegría se desplazaba a lo largo y ancho del salón el pasado junio. “Sí, sí, sí, yo soy de Bolivia” resonaba en los parlantes, mientras él y otros bailarines marcaban el paso de la saya afroboliviana y levantaban de sus asientos al público en Hamburgo, Alemania.

Esta no era la primera vez que este “cruceño, de padre colla y madre guaraní” se presentaba en el país germano. De hecho, desde hace unos años lidera el cuerpo de baile Bolivia Alma del Chaco, que se reúne semanalmente en Berlín.

“Hemos visto muchos países vecinos que quieren cambiar la historia de las danzas y de alguna forma hay que defenderlo porque es la identidad de Bolivia y es muy importante para todos los bolivianos”, expresó el educador, de 34 años.

Angelika Hofmann es otra de las integrantes del colectivo. Ella es alemana, pero se unió por el gusto de bailar en grupo. De esta forma, pasó a aprender de la chacarera y la cueca, a ritmos como caporales, afro saya y tobas.

Aseguró que todas las danzas bolivianas “tienen algo especial”, pero reconoció que el tinku es su favorita debido a “la fuerza y el poder” que tiene.

“La diversidad cultural de Sudamérica es única. Por desgracia, hemos perdido mucho en Europa y en Estados Unidos. En mi opinión, Bolivia debería hacer algo para preservar esta diversidad. Esto incluye no sólo las danzas folclóricas, sino también las lenguas indígenas, los rituales, la cultura, la naturaleza y la historia”, manifestó.