La declaración de un exmiembro de la Casa Militar desveló detalles de las acciones que realizaba el exguerrillero. Una mujer que estuvo en el interior de la campaña de Alpacino Mojica sumó elementos respecto a las acciones del extranjero en el país
El movimiento de las pititas que nació en Santa Cruz y generó el levantamiento de todo el país, provocando que los exjefes de Estado (Evo Morales y Álvaro García Linera) escapen de Bolivia, sus ministros desaparezcan y otros se declaren perseguidos en embajadas extranjeras, tuvo un capítulo que se selló con sangre de cívicos cruceños en octubre de 2019.
Mario Salvatierra Herrera y Marcelo Ricardo Terrazas Seleme murieron en un enfrentamiento contra afines al MAS en el barrio Guadalupe Cofadena, de Montero. Los cívicos perdieron la vida víctimas de impactos de bala calibre 22, en medio de una refriega de gente que fue liderada por exguerrilleros extranjeros, donde se usaron explosivos modificados con la finalidad de matar y que tiene a diez personas acusadas por el Ministerio Público para ir a juicio por los delitos de homicidio, asociación delictuosa, fabricación ilícita (armas y explosivos) e instigación pública a delinquir.
Pero la acusación formal que ya fue presentada ante la justicia por los fiscales Cirilo Chambilla y Daniel Ortuño, a la que tuvo acceso EL DEBER, teje un entramado particular sobre el entrenamiento militar en Chapare, la incursión de colombianos, peruanos y venezolanos en el trópico de Cochabamba para formar gente en tácticas castrenses. Además, muestra como cerebro de estas acciones a Óscar Martín Serna Ponce, de nacionalidad peruana y que perteneció al MRTA. Agencias