Un caso tan extraño que parecía salido de una película de terror desafió tanto a la ciencia como a las creencias más arraigadas.
Blanca, una niña de 9 años conocida por su alegría y su amor por el karaoke, vivió un cambio radical en su personalidad que desconcertó a todos. De un día para el otro, se volvió irascible, agresiva e incluso comenzó a proferir insultos que nada tenían que ver con su carácter habitual. A su vez, su salud se deterioraba rápidamente: fiebre alta y vómitos fueron los primeros síntomas de un cuadro que empeoraba sin explicación alguna.
Sus padres, preocupados por su estado, la llevaron al hospital de La Merced, pero ante la falta de respuestas claras, fue derivada al Hospital Materno Infantil, donde se le realizaron diversos estudios médicos.
Sin embargo, los resultados no arrojaron ningún hallazgo significativo, y la niña seguía empeorando. En esos momentos, Blanca comenzaba a sufrir extraños episodios de trance, durante los cuales insultaba y agredía a su madre, para luego regresar a su estado normal, confundida y llorando desconsoladamente.
En ese contexto, la familia decidió recurrir al Arzobispado de Salta, que contactó al reconocido exorcista Loyola Pinto, uno de los pocos autorizados en la provincia para realizar rituales de exorcismo. Con el permiso de la familia, el padre Pinto acudió al hospital acompañado de un asistente y, tras realizar un ritual que incluyó rezos y oraciones específicas, algo inesperado ocurrió: Blanca dejó de convulsionar, su temperatura corporal se estabilizó y la niña recobró el conocimiento.
Al día siguiente, Blanca comenzó a alimentarse normalmente, su carácter volvió a ser el de siempre y, para sorpresa de todos, fue dada de alta con un diagnóstico médico sin explicaciones. La familia, aún en shock, considera que lo ocurrido fue una experiencia profundamente espiritual.
El caso de Blanca continúa siendo un misterio que desafía la lógica. Mientras los profesionales de la salud siguen buscando una explicación científica, los religiosos interpretan lo sucedido como una victoria de la fe sobre lo desconocido. Para la familia, esta experiencia deja una enseñanza que no olvidarán: en momentos de desesperación, las respuestas pueden llegar desde lugares impensados. Agencias